15 feb 2015

~The Girl Who Wanted to Be a Boyfriend~ Capítulo 2

Y después de más de un año, aquí traigo el capítulo 2 de esta historia... ¡¡No me peguéis!!

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~Capítulo 2: Nuevo comienzo~

La gente iba de un lugar a otro por todo el instituto, corriendo.
— ¿Quién es la chica nueva? —se preguntaban.
Era la comidilla de toda la escuela. Algunos decían haber visto a una chica imponente, pero bonita y otros decían haber visto una actriz famosa. Y allí estaba ella, intentado cubrirse con la cartera la cara, mientras que se tiraba de la falda hacia abajo, pues se le hacía demasiado corta.
«Todo el mundo me está mirado» pensó Subaru. Tenía la necesidad de salir corriendo, y fue aligerando el paso cada vez más para llegar lo más pronto posible a su clase.

Kotaro estaba sentado pacíficamente sobre el césped, esperando fuera un poco antes de empezar las clases cuando le llegó a sus oídos la noticia que se esparcía rápidamente por todo el lugar. Kotaro sonrió.
— No sabía que serías tan atrevida como para hacerlo, Subaru —susurró para sí mismo.
A él le daba igual. Cualquier esfuerzo que pudiera querer hacer su amiga para ganar la apuesta sería en vano, y así él tendría a la mascota perfecta hasta que finalizasen el Bachiller.
Se levantó del suelo y se sacudió los pantalones.
— Vamos a ver si esa chica "nueva" es tan hermosa como dicen.

Subaru se había metido en los servicios y buscaba algo en su mochila. «Pantalones, pantalones... ¡No están!». Subaru se derrumbó. Seguro que su hermano pequeño se los había sacado mientras ella no miraba. «¡Mierda! ¿Qué voy a hacer? No soporto las faldas» se lamentaba.
Cuando llegó a su aula todo el mundo se puso alrededor, y ella empezó a desear que la tierra se la tragase. Todos estaban pendientes de ella y eso se le hacía insoportable. De repente escuchó la voz de Kotaro, quien parecía burlarse ante lo que ocurría. Pero la sonrisa burlona de Kotaro se esfumó al verla. Volvió a sonreír, pero esta vez para ocultar su enfado, sin embargo, se notaba que lo estaba. Puso una mano sobre su hombro.
— Ven conmigo —dijo.
— No, no quiero —fue su respuesta.
Subaru trataba de taparse la cara con la maleta y evitaba la mirada de Kotaro, quien era evidente que estaba cabreado.
— He dicho que vengas conmigo —dijo tirando de su uniforme.
Subaru dio un grito ahogado mientras Kotaro se la llevaba a rastras del aula.

La espalda de Subaru golpeó los azulejos del baño de los chicos.
— ¿Por qué estamos aquí? —preguntó ella, enfadada.
— Si vamos al de las chicas, habrá problemas.
— ¡No hacía falta entrar en ninguno de los baños!
— Bien, ahora dime: ¿por qué te has vestido de chica?
— ¡¿Acaso no era esa la apuesta?!
— Jamás pensé que lo harías.
— Tsk. Aguántate. Ganaré la apuesta como sea. No pienso ser tu perrito.
— Ah, ¿sí?
— Sí. Y tendrás que ser mi siervo.
— Eso me gustaría verlo.
— ¡Ya lo has visto! ¡Todo el mundo está pendiente de mí! ¡Sabes que ganaré! ¡Por eso te molesta tanto que me haya vestido como una chica!
Kotaro sonrió de manera siniestra.
— ¿De verdad crees que es por eso? Está bien, ¿y si le añadimos algo de dificultad a esto?
— ¿Qué clase de dificultad?
— No podrás comportarte como el príncipe que deseas ser mientras estés vestida de chica.
— ¡¿Qué?!
— Sé que esas chicas son tu debilidad, que no puedes resistirte a ser "un príncipe", pues vale, la apuesta se quedará así de momento: tendrás que vestirte como una chica y conseguir que alguien te declare su amor en plazo de un mes, durante dicho tiempo tendrás que comportarte como una chica y no como "un príncipe".
— ¿Como que "de momento"?
— Así es. En el contrato que firmaste ponía que yo podía aumentar la dificultad de la apuesta todo lo que quisiera.
— ¡¿Dónde ponía eso?! ¡Quiero verlo!
— No lo tengo aquí —respondió él.
— Eres un mentiroso.
— Cuando estás borracha eres fácil de manipular —dijo—. Agradece que sólo te hiciera firmar esa apuesta.
Subaru ardía de furia. Apretó los puños y con mirada sombría dijo:
— ¿Qué clase de amigo de la infancia eres tú?
— Uno no muy bueno —admitió—. Pero qué quieres, soy egoísta, arrogante, manipulador y mentiroso. —Se encogió de hombros—. No estoy precisamente lleno de virtudes. Ya deberías saberlo.
— Tú.... ¡TÚUUUU....!
Subaru empezó a gritar mientras alzaba el puño para pegar a Kotaro en la nariz, pero éste entonces dijo algo que hizo que detuviera el puñetazo en el aire:
— Por cierto, ¿por qué llevas tanto maquillaje?
— Fue idea de Haru —respondió.
Kotaro intentó contener la risa, pero al final no pudo evitar soltar las carcajadas.
— Yo... ya sabía... que tu hermano... era de la otra acera —dijo entre risas.
— ¡¿Qué tiene de gracioso?!
— ¿Tanto te avergüenzas de ello?
— Sólo porque te has reído.
Kotaro volvió a reír.
— En cualquier caso, sólo date prisa y ríndete —dijo el chico saliendo por la puerta con las manos en los bolsillos, dejándola sola en el baño.
Subaru volvió suspirando a su clase. «¿Qué se ha creído? Pienso ganar esta apuesta como sea» pensó. A una de sus compañeras se le cayó entonces un lápiz y ella se agachó a recogerlo.
— Gracias —le dijo la chica agarrando el lápiz.
Iba a darle una respuesta de las suyas cuando de repente se dio cuenta de que eso iba en contra de lo que había apostado.
— Sí, aquí tienes —dijo con voz temblorosa.
«Mierda, un poco más y lo hago» pensó. No hubiera pasado nada porque Kotaro no se hubiera enterado, pero debía cuidarse de hacerlo enfrente de él o estaría en problemas, así que debía intentar no hacerlo aunque él no mirase. El profesor llegó en ese momento.
— ¿Eh? —dijo el hombre al verla—. No me habían dicho nada de una alumna nueva.
— Ah, no, señor, soy Aizawa —respondió, nerviosa.
De repente los cuchicheos se hicieron sonar por la clase y Subaru más que nunca deseó desparecer. «Tierra, trágame» se dijo.

El recreo llegó, y Kotaro se acurrucó bajo un árbol a descansar. Pero había mucho ruido y no podía relajarse. Todo era por lo mismo y él tenía la oreja puesta en cada conversación.
— La chica nueva ha resultado ser Aizawa —dijo un chico.
— ¡No me digas! —respondió otro—. ¡No sabía que estaba tan buena! ¡Estoy por pedirle salir!
— ¿En serio? ¿Pero tú no te quejabas porque seducía a todas las chicas?
— Eso era antes de saber que está buena —respondió riendo el muchacho.
Kotaro se levantó, puso la lata de refresco que aun no se había tomado en el suelo y la pateó en dirección a los chicos que estaban hablando de Subaru. La lata golpeó fuertemente al que había dicho que la invitaría a salir y antes de los chicos se dieran cuenta de lo que había pasado, Kotaro lo agarró de la camisa y dijo con una sonrisa siniestra:
— Ni se os ocurra pensar que os dejaré salir con ella. Esa chica es mía.


~Fin del capítulo 2~


Spoiler del capítulo 3: No hay spoilers.

1 comentario:

  1. Anónimo2/15/2015

    Me encanta!! Jajaja, adoro esta historia ^0^. Muchas gracias por el capítulo y espero más cuando eso jijiji.

    Atte: Marina

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