19 feb 2015

~SMILE: Yuki-chan's Life~ Capítulo 31 (Ver. 1)

Aquí finalmente tenéis el primer capítulo del año de esta historia. Disfrutadlo.

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~Capítulo 31: Descubriendo mis sentimientos~

Yuki-chan estaba aturdida. Salió de su habitación y bajó las escaleras, dispuesta a encontrarse con Sora-kun y esperar una disculpa por su parte. Sin embargo, se encontró con una escena que no habría imaginado nunca... Sora-kun estaba agarrando de los brazos a Aiko-san y aprisionándola contra la pared, mientras que la muchacha tenía la cara completamente colorada.
- ¡Yuki-chan! - gritó Aiko.
La cara del muchacho, por su parte, se puso pálida, dándose cuenta de lo que podría parecer a los ojos de Yuki; soltó a Aiko de sopetón y se giró hacia ella gritando:
- ¡Honey-chan!
Yuki no se quedó mucho tiempo observando la escena. Salió corriendo escaleras arriba, a la vez que su amiga la seguía a toda prisa, llamándola. Sora se tapó la cara con una mano mientras se dejaba caer contra la pared, apoyándose en ella. Ese día no estaba nada atinado con Yuki-chan.
Yuki, por su parte, se encerró en su dormitorio para huir de Sora y Aiko.
- Yuki-chan, abre la puerta - le pidió Aiko-san, desesperada -. No es lo que crees.
Ella no respondió. Se limitó a abrazar la almohada.
Aiko entonces abrió la puerta con su llave, cerrando tras ella, y abrazando a Yuki en un intento desesperado de que la escuchara.
- Aiko-san, no hay nada que decir. Si os gustáis, deberíais estar juntos... - susurró.
Aiko le golpeó en la frente.
- ¿Eres tonta? Evidentemente no era eso.
Yuki-chan la miró anonadada.
- Pero... yo...
- ¿En qué cabeza entra que después de todas las cosas que han pasado entre Kobayashi-san y tú sea yo la que le guste? - le regañó -. Me estaba pidiendo ayuda para algo. Pero no te puedo decir para qué.
Yuki-chan apartó la mira.
- ¿Por qué?
- Porque entonces todos sus esfuerzos se irían al garete.
- ¿No confiáis en mí?
- ¡Claro que sí! ¡Pero no puedo decírtelo! - suspiró -. Además, ¿de verdad crees que yo intentaría algo con Kobayashi-san aunque me gustase sabiendo lo que tú sientes por él?
La joven la miró sorprendida, y fue a preguntar que cómo lo sabía cuando la otra la interrumpió:
- Se nota que estás enamorada de él. Yuki-chan, eres mi mejor amiga. Yo no podría hacerte algo así.
Finalmente ambas amigas se abrazaron. Todo lo que necesitaban decir estaba dicho. El resto no hacía falta pronunciarlo, pues podían entenderse sin articular una sola palabra.

Sora-kun estaba sentado en una mesa apartada del comedor con la cabeza apoyada sobre las manos. Makoto-kun pasó por su lado comiendo un helado.
- ¿Ya estás de mejor humor?
Sora se giró hacia él. Lo miró un momento y después le arrebató el helado de la mano.
- ¡Eh! ¡Lo he pagado yo! ¡Y además, tú eres intolerante a la lactosa, y ya te has tomado un vaso de leche antes! - exclamó Makoto.
- Me tomaré las pastillas más tarde.
- ¡Ese no es el problema!
- En serio... déjame - susurró Sora mientras se tomaba el helado.
Makoto tomó asiento.
- ¿Qué te pasa ahora?
Sora suspiró.
- Nada.
- ¿Has vuelto a meter la pata con Yuki-san?
El muchacho dejó de lamer el helado, manteniendo la mirada baja.
- Toma, ya no lo quiero - dijo tendiéndole el helado a su primo.
- ¡¿Ahora me lo das después de haberlo llenado con tus babas?! - Makoto miró a su primo con compasión -. ¿Tan mal estás?
Sora-kun se levantó.
- Voy a ducharme - dijo, y subió escaleras arriba, dejando solo a su primo.

Cuando Sora-kun llegó a la habitación, Rei-san estaba allí fumando en la ventana.
- ¿Qué diablos...? - el muchacho empezó a toser.
- Lo siento - dijo el otro apagando el cigarro a toda prisa -. Olvidé que tus pulmones son débiles.
El chico abrió otra ventana y se asomó por ella, respirando el aire impregnado de sal.
- No importa, vivir en Japón ya me roba mucha vida, así que...
- Deberías haber ido a un lugar que estuviera menos contaminado.
- ¿En Japón?
- Hay sitios que no están tan contaminados.
- Sí, pero no tengo medios para marcharme a esos sitios, ni ahora ni cuando me escapé de casa - bajó la mirada -. Además... irme ahora significaría dejarla otra vez. No quiero verla marchar, ni quiero dejarla atrás. Tú debes saber lo que duele eso.
Rei-san apartó la mirada.
- Sé eso y muchas más cosas. Por algo soy más viejo.
- ¿Por ejemplo?
- Sé que no vas a decirle a Yuki-chan sobre tus problemas con el sexo - dijo en hombre sentándose en la cama.
- ¿Y eso qué te importa? - respondió el muchacho bruscamente. Que sacara a relucir eso hizo que se irritase.
- Aunque yo no hubiera llegado y os hubiera interrumpido anoche, tú te hubieras detenido a la mitad. ¿Me equivoco?
- ¡Yo no tengo ningún problema con el sexo! ¿Acaso buscas pelea? ¿A qué viene todo esto?
- A que no te has declarado aunque te he dado una oportunidad; has metido la pata y ya no has querido arreglarlo. ¿Aprovecaharás la oportunidad que te voy a dar esta noche?
- ¿Qué? - el chico estaba alterado -. Escucha, déjame tranquilo.
- Si es cierto que no tienes ningún problema con el sexo, - Rei se levantó y se acercó a Sora, mirándolo fijamente - que no te sigue afectando lo que te pasó en el pasado, demuéstramelo.
El joven apartó la mirada.
- Yo no soy el más indicado para decirte que le digas la verdad, pero si le abres tu corazón, todo será más fácil. Para ambos - el hombre relajó su voz esta vez, y empezó a hablar como en susurros -. El que sigas siendo virgen, que tu primer beso fuera con ella, no es sólo un tema de estar enamorado o de ser fiel a tu amor, ¿verdad?
El chico intento evitar mirar a la persona frente a él, y se observó los dedos.
- Ella sabe que mi madre me pegaba - murmuró.
- Porque tienes heridas físicas de eso que no has podido ocultar. De hecho, es la primera vez que te veo quitarte la camiseta en la playa. Por eso no sabes nadar. Porque no querías que nadie las viera. Ahora vas perdiendo el miedo. Quizá deberías hacer lo mismo con el otro problema.
- No tengo problemas con el sexo - repitió -. De hecho, he tenido que controlarme en varias ocasiones, y me he dejado llevar otras.
- ¿De verdad crees que así vas a convencerme de que no tienes problemas? ¿Cuántas veces habrás tenido que dormir con ella? ¿Alguna vez la has tocado mientras dormía? ¿O has tenido problemas de control?
- ¡Algunos no tenemos problemas de promiscuidad como tú! - gritó -. ¡Algunos simplemente deseamos disfrutar un amor puro! Y tampoco soy un criminal para atacarla mientras duerme - dijo en voz baja.
- ¿Vas a declararte? - respondió el mayor en un suspiro.
El chico negó con la cabeza.
- Oye, yo sólo trato de ayudarte.
- Pues tus formas de hacerlo son muy extrañas. ¿A qué venía revivir una vieja herida?
- Ya te lo he dicho.
Y salió por la puerta.

Yuki-chan llamaba a la puerta de la habitación de Daisuke-kun. El chico abrió la puerta, y acto seguido, la cerró de nuevo.
- Senpai, necesito hablar contigo - susurró ella.
- No, no tienes que hacerlo.
- Sí, tenemos que aclarar las cosas entre tú y yo.
El chico abrió la puerta y la joven entró en la habitación.

- Entonces estabas equivocada - susurró Daisuke-kun.
- Lo siento, Daisuke-san - dijo ella agarrándose la cabeza con ambas manos.
- No tienes que disculparte por nada. Yo lamento haber llegado tarde. En realidad, - dijo tratando de no mirarla - siempre pensé que debí haberme enamorado de ti, ¿sabes? - ella lo miró y él se rascó la cabeza -. Algo no me lo permitía. No sé por qué. A mis ojos eres guapa, y me gusta tu carácter. Pero...
- Pero no puedes sentir eso por mí - interrumpió ella.
Daisuke asintió.
- Yo quiero quererte como novia. Quería forzarme a ello, pero lo que se ve, no puedo.
Yuki rió un poco.
- No te puedes forzar a amar a alguien - dijo.
- Ya - él también rió -. Pero podemos seguir siendo amigos, ¿verdad?
- Lo único que no quiero es que haya nada raro entre los dos.
Ambos se miraron, sonriendo.

Cuando Yuki-chan salió del dormitorio de Daisuke-kun, se encontró con Rei-san frente a ella, apoyado en la pared del pasillo.
- Mira por donde, a ti te quería yo ver - dijo acercándose a ella.
Ella lo miró, sorprendida.
- ¿A mí?
- Sí, a ti - se inclinó hacia ella, pegando los labios a su oreja. Pudo sentir su aliento, impregnado de olor a tabaco  -. Esta noche ven a mi cuarto - le susurró -. La cama es la de la derecha.
Y con esto le entregó unas llaves en la mano y se fue por el pasillo. Ella se quedó aturdida. ¿Qué acababa de pasar? ¿De verdad estaba pasando lo que ella creía? ¿Pero no lo habían aclarado el día anterior?
Ella miró las llaves, dubitativa. Iría esa noche, pero para aclarar las cosas de una vez por todas con su amigo de treinta años.

Yuki-chan respiró hondo y abrió la puerta. El cuarto estaba completamente a oscuras, y alguien estaba tumbado en la cama del fondo. " Es esa" pensó ella. Cerró la puerta del todo con cuidado de no hacer ruido y avanzó despacio hasta la cama, y cuando fue a despertar a su amigo para hablar con él, descubrió la cabellera negra que asomaba de entre las sábanas. Era Sora-kun. Entonces ella creyó comprender: Rei-san lo había planeado así. La joven alargó el brazo y acarició el cabello recio de Sora, apartándole el flequillo de la cara, y viéndolo dormir. Era increíble el gran contraste que había entre el color de su cabello y el de su piel. Ella sonrió. Se dispuso a irse cuando sintió que le tiraban de la muñeca. El muchacho se había despertado.
- ¿Vas a irte? - preguntó con tono triste -. ¿Me odias?
- No. No te odio, Kobayashi-san - dijo ella negando con la cabeza.
- Lo siento. Lo que pasó hoy con Mogami-san no era lo que parecía.
- Lo sé.
- Y también... lo de esta mañana.
Ella no dijo nada y agachó la cabeza.
- Sé que soy un imbécil.
- Tú no eres eso - fue lo único que respondió.
- ¿Dormirías hoy conmigo?
Ella vaciló un poco, pero acabó por asentir levemente. El muchacho tiró de su brazo haciéndola caer sobre él. Se miraron a los ojos un momento, y cuando ya ambos se acercaban levemente y entrecerraban los ojos, el muchacho bajó la mirada, rompiendo ese momento que se estaba formando entre los dos.
- Duérmete - le dijo.
Él se acostó en el lado del filo, mirando hacia la puerta y dándole la espalda a la joven, quien miraba la espalda del muchacho, decepcionada.

Rei-san caminaba por la orilla del mar. Si salía bien lo que había planeado, no habría vuelta atrás. No podría tener el corazón de Yuki-chan jamás. Trató de pensar que no le importaba, aunque en el fondo deseaba que la chica lo eligiera a él. Pero él conocía la verdad.

Si momentos antes el chico había evitado besarla, en el momento en el que Yuki-chan lo abrazó, todo cambió. Ahora se encontraban con las piernas entrelazadas, y el joven ligeramente sobre ella, besándola. Todo parecía estar fuera de control. Los besos cada vez eran más intensos, y las caricias más constantes. Parecía estar bien que se tocaran y que daba igual el lugar.
Sora-kun despojó a Yuki-chan de la camiseta del pijama, dejándole el torso completamente desnudo. Y volvió a besarla de nuevo. La emoción del momento los estaba invadiendo. Con los brazos de la chica alrededor de su cuello, y con los suyos alrededor de la cintura de ella, el muchacho pasó la lengua desde el pecho hasta el cuello de Yuki, completamente ido, lleno de deseo por la persona que estaba frente a él. Podía sentir su corazón palpitando velozmente. No le cabía duda de que la amaba, y de que además sentía atracción sexual por ella. No había duda de ello.
Metiendo la mano sin temor dentro de la ropa interior de ella, le tocó entre las piernas sin vacilaciones, mientras que su boca estaba ocupada en el cuello de la joven. Yuki estaba avergonzada. Muy avergonzada. El rubor cubría sus mejillas, y su temperatura, usualmente baja, en ese momento parecía estar en su grado máximo. Las cosas parecían ir bien. Todo esto era el resultado de lo que sentían en ese momento. Lo que había surgido de ello. Pero cuando la ropa interior de ambos fue retirada, algo húmedo cayó sobre los labios de Yuki-chan. Y ese algo era salado. Una lágrima. Sora-kun estaba llorando. No se sabía cuándo había empezado a llorar. Pero diversas razones lo habían llevado a ello.
- No puedo - sollozó -. No puedo seguir. Lo siento.
A ella también se le saltaron las lágrimas. El verlo así le rompió el corazón.
- No pasa nada - susurró.
Y así, lo rodeó con sus brazos, atrayéndolo hacia ella, intentando consolar su llanto del cual ella desconocía la causa, pero que en realidad tenía varias.



~Fin del capítulo 31~

Spoiler del capítulo 32: No hay spoilers.

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