A partir de aquí empieza un arco revelador. Espero que podáis disfrutarlo. Recordad que el especial sale el 22 de este mismo mes, y el próximo capítulo, el 26.
Lamento que los capítulos no sean más largos. Ya me han regañado por ello.
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~Capítulo 27: El corazón oculto~
Sora bostezó y se desperezó nada más salir del coche.
— Eh, este sitio no está mal, Rei-san —dijo.
— ¿Verdad que no?
— ¡Eh! ¡Kobayashi-san! ¡Deja de vaguear y ayúdanos con el equipaje! —exclamó Yuki.
— Vo~y.
Acababan de llegar a la
playa, donde pasarían varios días en un hostal que había abierto el
hermano de Rei para el verano. Estaban descargando las cosas del coche
cuando un hombre moreno se asomó desde la puerta. Evidentemente se
trataba de Jiro. A diferencia de su hermano, él ya estaba casado e
incluso tenía una hija.
— Hombre, por fin aparece el señor —dijo.
Rei sonrió un poco.
— He traído a unos amigos, espero que no te importe.
— A Kobayashi-kun ya lo conozco, ¿pero quiénes son los otros? —preguntó Jiro.
— Yuki Asakura-chan, Aiko Mogami-san y Daisuke Sato-kun —respondió el mayor.
— ¡Es verdad! ¿Por qué tenía que venir este tipo con nosotros? —gritó Sora.
— Porque Neko-chan me invitó —respondió el otro rápidamente.
Sora le dirigió una mirada de reproche a la chica y ella sonrió nerviosamente. «Lo siento, Sora-san» pensó.
— Quizá no ha sido buena idea —le susurró Aiko.
— Eso ya lo veo... —Yuki suspiró.
— ¿Os ayudo con las maletas? —preguntó Jiro.
— Ah, no, no es necesario. Sólo llevamos una maleta cada uno —le dijo Yuki.
— Pero tú llevas una bolsa además de la maleta —dijo el hermano menor.
— Ah, no, no. Son sólo son cosas que Aiko-san y yo necesitamos. Puedo llevarlas sola. —Sonrió.
Sora le quitó la maleta de la mano.
— ¿Qué haces?
— Llevártela. Si intentas subir esta maleta por la escaleras, con tu altura, eres capaz de caerte.
— ¿Acabas de llamarme
"diminuta"? —Yuki estaba sorprendida, y el chico reía disimuladamente
mientras se alejaba yendo hacia la puerta siguiendo a Rei—. ¡Se ríe de
mí! —le dijo a su amiga quien también empezó a reír disimuladamente—.
Anda, vayamos y guardemos las maletas.
La otra chica asintió, y en el momento en que iba a tirar de su maleta, sintió que el peso se hacía más ligero.
— Ese Kobayashi es un maleducado —dijo Daisuke cogiendo la maleta de Aiko —, podría haberte llevado la maleta a ti también.
— Vaya, gracias, Sato-kun.
El chico se fue
farfullando entre dientes y las jóvenes se miraron encogiendo los
hombros. Subieron los tres juntos por las escaleras siguiendo a Jiro.
Yuki dejó la bolsa en su habitación (la cual iba a compartir con Aiko), y
Daisuke dejaba la maleta de la otra chica cuando Sora apareció en la
puerta.
— Honey-chan, necesito hablar a solas con tu querido "senpai".
Yuki vaciló un momento, pero acabó por asentir y hacerle una señal a Aiko para irse.
— No le digas nada grosero a Daisuke-san —le susurró.
— No prometo nada.
Se marchó algo molesta. Y en ese instante, el muchacho de negro se abalanzó sobre el otro, presionándolo contra la pared.
— El otro día no quise preguntártelo, pero, ¿por qué rompiste la cerradura?
— ¿Qué? —el de las gafas estaba perplejo.
— ¡No mientas! ¡Sé que fuiste tú! —exclamó alterado.
— Yo no rompí tu
cerradura. ¿Para qué iba a hacer yo eso? Si quisiera entrar, llamaría a
la puerta, Yuki-san me abriría. Tú no, pero ella sí.
— ¿Ahora la llamas «Yuki-san»?
— Siempre la he llamado
así. Neko-chan es el personaje de un cuento que escribí hace tiempo. Me
basé en ella porque recuerda en algunas cosas a un gato —respondió él
empujando a Sora y caminando hacia el pasillo.
Sora lo detuvo.
— Si tú no fuiste, ¿entonces quién fue?
Daisuke, irritado se giró a él.
— Quizá la persona que corría a toda prisa escaleras abajo.
— Si eso es cierto, ¿por qué no lo dijiste antes?
— ¡Porque no relacioné las dos cosas! ¿De acuerdo? —el chico, muy molesto, empujó al otro y se marchó hacia el pasillo.
Rei, que vio salir enfadado a Daisuke, se asomó al interior de la habitación.
— Dice que él no rompió
la cerradura, sino que debió ser una persona a la que oyó correr
escaleras abajo. Es increíble que me tome por idiota —Sora estaba a
punto de irse, pero Rei lo paró.
— ¿Eso es lo que ha dicho?
El chico lo miró a los ojos.
— ¿Tú sabes algo de eso?
Rei apartó la mirada.
— Eso creo...
— ¡Entonces escúpelo! ¡No te quedes ahí callado como un pasmarote!
El hombre suspiró.
— Había una chica,
menor, que estaba bajando las escaleras del piso superior. Se me quedó
mirando. La recuerdo bien porque sus pintas eran muy llamativas. Tenía
el pelo negro, por los hombros aproximadamente, lacio, y tenía una mecha
rubia. También iba vestida casi entera con cuero negro y cadenas. Comía
un chupachús. No sé quién podría ser...
— ¡Y por qué no lo dijiste antes! ¡Sabes que un lunático la acosa!
— ¡Lo siento, no creí que tuviera importancia! ¡Yo también pensaba que había sido Sato-san!
Sora se marchó sin mirarlo. Estaba molesto con su amigo.
Sora suspiró mirando
desde lejos como Yuki jugaba en la orilla de la playa con Daisuke.
Hundió la cara en sus rodillas. Se sentía mal en ese momento. Aiko se
sentó a su lado.
— ¿Te ocurre algo, Kobayashi-san? —le preguntó algo preocupada.
— Ah, Mogami-san —respondió sorprendido—. No, nada. No ocurre nada... —susurró.
Ella miró miró hacia donde estaban los otros dos jugando con el agua.
— Kobayashi-san —El chico se giró hacia ella—, tú amas a Yuki-chan, ¿no es cierto?
— ¿Tan evidente es? —susurró sonriendo tristemente desviando la mirada.
— Mucho.
El se quedó callado mirando la arena que había junto a él, pero entonces dijo:
— Siento miedo. No
sabemos quién rompió la cerradura, y a ella hay un lunático que... —El
chico no pudo seguir. Soltó un largo suspiro—. Vivir en el mismo lugar
que ella y no saber si vas a poder protegerla dentro de tu propia casa.
Eso me asusta. Si tan sólo hubiera un modo de saber cuándo ese tipo le
hará algo, y dónde, podría estar más tranquilo.
Ella también desvió la mirada.
— ¿Y tú qué no te bañas, Mogami-san? —preguntó él cambiando de tema.
— Ah, no, no puedo.
— Así que estás en tus días, ¿no?
— Eso parece —respondió sonrojándose.
— Ya... —susurró—. Ojalá Yuki-chan también lo estuviera, así no estaría jugando con ese tipo. —Se irritó de repente.
Aiko empezó a reír. Yuki llegó corriendo de repente hacia Sora, muy sonriente y le tomó de la mano.
— Báñate conmigo —le dijo.
— ¿Eh? —el chico la miró sorprendido.
— Vamos —ella le sonreía —. Quiero bañarme contigo. ¿Tú no quieres?
El chico estaba tan sorprendido que tardó un poco en reaccionar.
— ¡Pues claro que quiero!
El chico se quitó la
camiseta, soltándola sobre la toalla en la que se había sentado y corrió
hacia la orilla cogiendo la mano de Yuki. Aiko sonrió ante la escena.
Estaba segura de que su amiga estaba enamorada de su compañero de piso, y
lo cierto es que ella veía a Sora una persona lo bastante buena para su
amiga, por lo que no pudo evitar alegrarse al verlos jugar dentro del
agua. Ambos estaban riendo felizmente.
Daisuke, por su parte, entró de nuevo al hostal.
Rei estaba fumando desde uno de los balcones. Su hermano entró de repente.
— Rei, ¿qué te ocurre?
— Ah, ¿lo preguntas porque estoy fumando? —preguntó el mayor girándose hacia él.
— Entre otras cosas.
— Ya... —el hombre volvió a girarse hacia el balcón chasqueando la lengua.
— En serio, ¿qué pasa? ¿Y todos esos jovencitos? El mayor de ellos tiene nueve años menos que tú...
— Sí, vale, no me lo recuerdes, ¿de acuerdo?
Jiro lo miró sorprendido.
— Te has enamorado de
una de esas chicas —adivinó el menor. Su hermano quiso mirarlo—. Y
déjame adivinar, es de Asakura-chan. —Rei seguía sin ofrecerle una
mirada—. ¡Es una niña, Rei!
— ¡Ya lo sé! ¡No tienes
que recordármelo! ¡No sabes lo que es eso! —Se giró hacia el menor. Las
lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Se las limpió malamente con los
dedos y las manos—. Ella no me corresponde de todas formas. Así, que
puedes estar tranquilo.
Jiro-san bajó la mirada.
— Rei, todo esto comenzó por Yumeko. Olvídala, hazme el favor. Te sentirás mucho mejor después.
— Aunque me lo pidas, es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Si Ryouko muriese de repente, ¿tú podrías olvidarla así como así?
— ¡Pero es distinto! ¡Yo estoy casado con Ryouko, y tengo una hija!
— Entonces me estás diciendo que como yo no me casé con Yumeko ni tuve hijos con ella, no puedo sentirme así. Ni buscarla.
Rei tiró la colilla y estaba por irse cuando su hermano dijo:
— Llevas ya siete años así. Es hora de olvidar.
— Se ve que tú en siete años sí podrías olvidar a tu mujer —susurró.
Y se fue de la estancia.
Entró en su habitación, se sentó en el suelo y llamó por teléfono.
— ¿Estás bien? —preguntó
—. Ah, no, no me pasa nada. Me hubiera gustado que hubieras accedido a
venir aquí, te hubiera presentado a una amiga. —Hizo una pausa—. ¿Con lo
que te dejé en casa estás bien?
Y se quedó allí sentado hablando con la otra persona al otro lado del teléfono.
Por la noche lanzarían
fuegos artificiales, y todos los que se alojaban en el hostal y gente de
los alrededores irían a verlos. Yuki había quedado en ir a verlos con
Sora y Aiko, pero ya iba tarde. El primer cohete ya había sido lanzado
cuando ella salió a toda prisa de la ducha. Se enfundó en un vestido y
fue bajando las escaleras mientras se ponía mal sus coletas. Abrió la
puerta para salir del hostal, y en cuanto lo hizo, chocó contra alguien.
— Lo siento —dijo ella.
— No te preocupes
—respondió Daisuke—. Antes de que te vayas, ¿puedo hablar contigo un
momento? —ella asintió, aunque dudaba un poco. Le cogió la mano y la
separó un poco de la puerta—. Tú... Estás enamorada de Kobayashi-san,
¿no es cierto?
La muchacha se sonrojó
de repente y él la miró con intensidad, esperando un no, o una respuesta
evasiva. Todo se cayó en pedazos para el muchacho cuando ella dijo:
— ¿Tanto se me nota?
El chico suspiró.
— ¿Qué es lo que te gusta de él?
Yuki bajó la mirada y no pudo evitar sonreír tímidamente con los ojos brillándole y las mejillas sonrojadas.
— Es amable conmigo, y cariñoso, divertido, se preocupa por mí... Es un buen hombre.
— ¿Y si yo te hubiera dicho que sí hace seis años?
La chica bajó la mirada intentando mirarle.
— Y-yo... yo no... no lo sé —respondió.
Y antes de que ella pudiera decir algo más, el muchacho la besó. Sin embargo, el empujón y la bofetada no tardaron en llegar.
— ¿Por qué has hecho
eso? Es más, ¿por qué haces todo esto que haces? ¿Tan molesto te resulta
que esté enamorada de otra persona? ¿Por qué ahora y no antes? —dijo
medio llorosa.
A pesar de que había
quedado con sus amigos, Yuki volvió a entrar en el hostal y se lanzó
contra la almohada de la cama. A llorar.
— ¿Honey-chan aún no llega? —preguntó Sora a Aiko.
— No lo sé —respondió ella.
Entonces él miró a su
alrededor, en busca de la joven, cuando vio cómo precisamente Daisuke la
besaba. El chico iba a apartar la vista, irritado, cuando vio cómo ella
lo empujaba y lo abofeteaba y salía corriendo al interior del hostal.
— Vuelvo adentro, Mogami-san, lo siento, no veré el resto —dijo él.
Y antes de que ella pudiese decir algo, él ya iba en dirección al otro muchacho.
~Fin del capítulo 27~
Spoiler del capítulo 28: No hay spoilers.
Uooo pelea pelea uh uh pelea pelea xD. Espero con ilusion el siguiente ^^
ResponderEliminarQue gran capitulo! estoy muy ilusionada por lo que ira a pasar en el siguiente *-*
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