14 nov 2013

~SMILE: Yuki-chan's Life~ Capítulo 7 (Ver. 1)

Subo este capítulo hoy porque es posible que no pueda la semana que viene, en la que por cierto no habrá capítulo porque tengo muchas cosas que hacer. Hoy me siento increíblemente mal y desconozco la razón. El fin, en este capítulo hay una escena Sora/Yuki que va dedicada a Lara, una lectora bastante fiel y fan de Sora. Espero que te guste. Por otro lado, también hay una escena Rei/Yuki. No es que sea "hot" o erótica, pero quizá se le acerca un poco. En cualquier caso espero que os guste.
No olvidéis votar en las encuestas y marcar "Me gusta" o "No me gusta". En fin, disfrutad del capítulo.


Resumen del Capítulo 6: Ha sido el día de San Valentín. Tras decirle Yuki a Rei que le gusta, éste llama a Sora para convencerlo de que la enamore, ya que él no cree que pueda hacerla feliz a diferencia de Sora, pero él se niega a dejar a Minori y renuncia a su amor por Yuki.



~Capítulo 7: Desbordante de amor~


— ¿Ya lo entiendes? —preguntó Yuki.
Kaori asintió. Su pelo era castaño y largo, y sus ojos claros, con una estatura no muy diferente de la de la chica sentada frente a ella. Estaban sentadas una enfrente de la otra en una mesa pequeña que había en dormitorio de Kaori en la cual tenían abiertos varios libros de texto. Ya era de noche, y Yuki se quedaba a dormir allí ese día.
— Bien —dijo ella, y levantándose, se fue a su bolsa y cogió su pijama.
— ¿Dónde te quedas a dormir cuando me pides que te cubra? —preguntó Kaori.
Yuki la miró molesta.
— Eso no te importa.
— Creo que sí, puesto que soy yo la que te tiene que cubrir.
— No tienes que hacerlo más si no quieres, pero no preguntes.
Kaori se calló y comenzó a ponerse su pijama como Yuki, y se metió en su cama. Yuki se metió en el futón que le habían preparado y aun estando enfadada consiguió dormirse. Sin embargo tres horas más tarde se despertó envuelta en lágrimas, sudando y con ganas de gritar. Le costaba respirar bastante, y no conseguía calmarse. «Rei-san» pensó. Y sin dudarlo un momento, se puso la ropa y cogió sus cosas, y dejando una nota, se marchó de allí en dirección a casa de Rei. Tenía miedo de encontrarse con Tanaka, aunque dudaba que rondase por allí durante aquellas horas, pero estaba tan angustiada y desesperada que lo único en lo que pensaba era en llegar al apartamento del hombre cuanto antes, pensando que con él podría calmarse. Iba corriendo a la vez que seguía llorando, y aunque sabía que lo que estaba haciendo era absurdo, no se detuvo. Sin embargo, al girar una esquina de la calle, chocó contra alguien, cayendo hacia atrás, a pesar de que la otra persona intentó agarrarla sin resultado.
— ¿Asakura-san? —dijo la persona contra quien había chocado.
— Kobayashi-san —dijo ella elevando la vista.
El muchacho la ayudó a levantarse.
— ¿Qué haces aquí? —ella no respondió y su llanto se hizo más evidente—. ¿Asakura-san? ¿Qué te pasa?
Ella, sin pensárselo dos veces lo abrazó escondiendo su rostro en el pecho de él. Sora estaba sorprendido, y por un momento se quedó paralizado. La estrechó en sus brazos muy fuerte. Parecía estar perdiendo la cabeza.
— Kobayashi-san, me haces daño, y no puedo respirar —dijo Yuki.
Sora salió de sus pensamientos y soltó a la joven.
— Lo siento —dijo sonrojado y avergonzado.
Yuki rió un poco secándose las lágrimas y negó con la cabeza.
— Gracias —respondió ella.
Él, queriendo olvidarse de la rapidez con la que le latía el corazón, desvió la mirada mientras decía:
— ¿Ibas a algún lado? ¿Te acompaño?
— Si puedes... Quiero ir a casa de Rei-san —contestó ella agachando la cabeza. Brotaron algunas lágrimas más de sus ojos. Sora la observó y se agachó un poco de espaldas a ella.
— Súbete a mi espalda entonces.
— ¿Qué? ¡No! Puedo caminar yo sola.
— Calla y sube.
Yuki frunció el ceño, y a regañadientes se subió a la espalda del chico. Se agarró fuerte a su cuello, y así él se enderezó y empezó a caminar.
— ¿Por qué quieres ir a casa de Rei-san a esta hora? ¿Por qué no fuiste antes?
— Estaba en casa de una compañera, explicándole varias cosas que no entendía, y me quedé a dormir allí.
Sora sonrió.
— Si yo estuviera en tu clase, no tomaría apuntes, para así tener una excusa y buscarte —susurró en voz baja.
— ¿Qué dices? —A pesar de todo, Yuki había logrado oírle, pero estaba tan sorprendida que no sabía si había oído bien.
— ¡Nada! —respondió él sonrojándose—. Pero... —dijo él cambiando de tema— ¿por qué razón te has ido de allí?
— Tuve pesadillas —respondió Yuki. Estaba adormecida.
— ¿Sueles tenerlas?
— Sí —respondió—. Cada noche...
Yuki se quedó dormida. La espalda del chico le resultaba cálida, y por alguna razón se sentía segura con aquel muchacho aun cuando le recordaba a Tanaka por su forma de vestir. Sora se dio cuenta de que ya no estaba despierta y comenzó a moverla y a llamarla.
— Yuki-chan, no te duermas, despierta.
— Me has llamado «Yuki-chan» —dijo ella entre sueños.
Sora se arrepintió de ello. No podía creer lo que acababa de decir. Se había prometido a sí mismo no apelarla de esa forma.
— Yo... Lo siento...
Ella sonrió.
— No. Está bien. Es agradable.
Sora estaba completamente sonrojado y avergonzado. Agachó la cabeza y no pudo evitar esbozar una sonrisa. En realidad la única razón por la que había querido llevarla en su espalda era para tener una excusa para tenerla lo más cerca de él posible. Suspiró relajado y echó una mirada a su espalda. Ahí estaba ella, respirando profundamente, dormida. Sus lágrimas se iban secando y su corazón ya parecía normalizarse. Llegaron por fin al apartamento de Rei. El chico comenzó a sacudirse y así mover de nuevo a Yuki para despertarla. La bajó de su espalda y ella dio un largo bostezo y se estiró de forma exagerada. Esto hizo reír al muchacho. «Parece un gato» pensó. La joven lo miró un poco sorprendida y avergonzada de lo que había hecho.
— Bueno, Yuki-chan, ya estás. Ahora me tengo que ir.
Yuki lo agarró del abrigo.
— No te vayas.
Sora sonrió y le besó levemente la mejilla, muy cerca de la comisura de los labios y se marchó rápidamente. Yuki, que tenía algunas lágrimas en los ojos otra vez, se tocó la zona donde el muchacho la había besado, y se sonrojó enormemente. Justo después escuchó una música de un móvil procedente del apartamento de Rei.

Rei estaba metido en su futón, descansando de su jornada de trabajo. Se le había hecho un día mucho más duro, puesto que no había visto a Yuki en todo el día, y no había tenido la motivación de poder verla después del trabajo. Su móvil comenzó a sonar, despertándolo y enfadándose por ello. No era hora de llamar, pero cuando vio que era Sora supuso debía haber alguna razón.
— Dime, Sora-kun.
Rei-sensei, Yuki-chan está en tu puerta.
El hombre se sorprendió.
— ¿Y qué hace ella ahí?
La traje yo —Rei iba a protestar, pero Sora continuó:—; ella quería verte. Tendrás que dormir con ella, porque según me ha dicho tiene pesadillas todas las noches.
Entonces Rei cayó en la cuenta. La razón por la que ella quería dormir siempre con él había sido esa. Se dio cuenta el daño que le había tenido que hacer Tanaka para que le produjera tales pesadillas cada noche.
— Te cuelgo, Sora-kun.
Sí...
Rei colgó el teléfono y se puso unos pantalones de chándal. Abrió la puerta y allí estaba ella. Se tocaba una mejilla y tenía los ojos llorosos y marcas de haber llorado en la cara. Él la cogió del brazo y tiró hacia él, obligándola a entrar, y la abrazó cerrando la puerta justo después.
— ¿Rei-san?
El hombre la abrazó mucho más fuerte y ella correspondió tímidamente sonrojándose un poco. Su corazón latía con fuerza y se ponía nerviosa por momentos. De repente él la cogió en brazos. Yuki gritó sorprendida y pataleó un poco, queriendo que la soltara, puesto que se sentía muy avergonzada. Con dificultad el hombre, la llevó hasta el dormitorio y la bajó allí.
— Esperaré a que te pongas tu pijama —dijo él acariciándole la cabeza.
Ella no sabía qué estaba pasando ni podía suponer lo que pasaría después. Cuando terminó de ponerse el pijama y se había metido en el futón de Rei (que aún conservaba el calor del cuerpo de este), sintió que alguien la abrazaba muy fuerte... El hombre se había metido también en el futón y la abrazaba muy fuerte contra él. Ella se sorprendió y se sonrojó increíblemente; y con tímida voz dijo:
— ¿Rei-san?
Él entonces se enderezó y apoyándose con una mano a un lado de Yuki y con la otra al otro lado de ella, la miró. Ella estaba avergonzada y poniéndose boca arriba, completamente ruborizada, volvió a murmurar:
— ¿Rei-san?
Éste sonrió, y poniendo una mano en su mejilla y acariciándole los labios suavemente con los dedos, dijo:
— Eres muy bonita, ¿lo sabías?
Y antes de que ella pudiera decir nada, la besó. La joven, completamente paralizada, correspondió con dificultad al beso. No sabía que ya habían compartido un beso con anterioridad, por lo que ese momento fue especial para ella.
Los besos de Rei no se asemejaban en absoluto a los de Reiji. Rei era mucho más delicado. Quizá por su experiencia, quizá por sus sentimientos. Se separó un momento de ella, que seguía sorprendida y estaba más sonrojada que antes. Volvió a inclinarse otra vez hacia ella, pero esta vez le besó el cuello. La chica estiró sus piernas, llegando a darle sin querer una patada, y cuando fue a disculparse, Rei la calló con otro beso más. Le desabrochó dos botones del pijama, y descubriéndole un hombro, le besó la clavícula. Ella no sabía qué hacer ni cómo reaccionar.
Por suerte para ella, aquella noche Rei no le pidió más que besos, aunque terminó con un par de marcas en la clavícula y en el cuello. Finalmente ambos se quedaron dormidos completamente abrazados.

Sora llegó a su apartamento. Estaba feliz por lo que había pasado con Yuki y no quería pararse a pensar en lo que podrían estar haciendo aquellos dos en ese momento. Sabía que iban a compartir el futón, y sabía lo que sentían el uno por el otro. El sólo recordarlo le hacía sentir incómodo. Al parecer no era del todo capaz de renunciar a Yuki así sin más. Se preguntó entonces si era un egoísta, y como jamás se había apreciado un poco a sí mismo, pensó que sí lo era. Se sentó en el suelo, junto a la ventana con su guitarra en la mano. No iba a tocarla, pero de alguna le reconfortaba tenerla en sus brazos. Una gata gris entró por la pequeña rendija que tenía abierta la ventana y se frotó contra su pierna.
— Vivi, ¿dónde estabas? Fui antes a buscarte —le dijo a la gata y la tomó en brazos acariciándola. Sonrió un poco—. Gracias a que te escapaste pude ver a Yuki-chan, ¿sabes? Pude abrazarla, llevarla en mi espalda y besarle la mejilla, ¿no es genial?
La gata sólo lo miraba sin más, impasible. Él mientras tanto sonreía.

Rei se despertó a la mañana siguiente. Yuki había desaparecido y había ruido en la cocina. De pronto recordó lo que había hecho la noche anterior. Se llevó las manos a la cabeza. «¿Y ahora qué excusa me invento? ¿Que estaba bebido? Claro que no, la besé, ella pudo notar que mi boca no sabía a alcohol. ¡Maldita sea! ¿Qué diablos me pasó anoche?» pensó sobresaltado. Se levantó corriendo del futón y fue a la cocina. Allí estaba la muchacha con su uniforme puesto. Llevaba el jersey de cuello alto que había llevado el día anterior debajo de la camisa, evitando que se viera la marca que le había dejado el hombre en el cuello. Estaba untando mantequilla en un trozo de pan.
— Odio la mantequilla, pero no sé cocinar como ya sabes y no quería despertarte —explicó ella—. Buenos días. —Sonrió.
Estaba un poco sonrojada.
— Oye, Yuki-chan sobre lo de anoche...
Ella lo detuvo haciéndole un gesto con la mano.
— Sé que no volverá a ocurrir, así que no trates de poner excusas —dijo ella—. Te perdono.
Él no sabía si estaba bromeando o no y frunció el ceño, extrañado.
— ¿Qué? —dijo él.
Ella salió corriendo con el trozo de pan en la boca, cogiendo sus cosas y salió del apartamento diciendo «adiós», sin dar más explicaciones. Rei no sabía si ella le había gastado una broma o no, pero de lo que sí estaba seguro es que lo de aquella noche había sido especial para ambos y que no debía repetirse nunca más, puesto que él no sabía si podría tener tanto autocontrol de nuevo. Se limitó a despedirla con la mano totalmente confuso. Mientras tanto ella sonreía colorada a la vez que engullía el trozo de pan con mantequilla corriendo al instituto.


~Fin del capítulo 7~


Spoiler del capítulo 8: Yuki pasará un día completo con Sora.



Luna: Bueno, comentarios por favor.

5 comentarios:

  1. Gracias por dedicarme este capítulo!!
    Esta frase es la que mas me ha gustado sin llegar a dudas :3 -Si yo estuviera en tu clase, no tomaría apuntes, para así tener una excusa y buscarte- *w*
    Me ha encantado el momento Sora/Yuki!! *o* y cuando Rei-san ha hecho todo eso me he puesto las manos en la boca y todo O.o no me lo esperaba que lo hiciera....
    Espero el próximo capítulo con impaciencia >_< un día entero Sora-kun y Yuki-chan.... :3

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    1. Me temo que el siguiente tendrá que esperar un par de semanas, puesto que tengo algunas cosas que acabar de la Universidad, y no estoy segura de poder subir un capítulo (aunque quién sabe, quizá el fin de semana de la semana que viene me da tiempo), y si mi estado de ánimo es el adecuado, claramente.
      Esa frase que te spoileé~ Sí sé que te gustó la frase y el momento xD
      Lo de Rei-san... bueno, creo que también te spoileé que sus momentos eran intensos xD Quién sabe si volverá a repetirse algo semejante~ Pero en fin, no sé si eso lo ha dejado en buen lugar, ahora que lo pienso. Igualmente tampoco creo que lo de los calcetines altos deje en buen lugar a Sora-kun, pero es que son cosas necesarias para la historia xD
      En fin, me alegro de que te gustase :)

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  2. ¡Dios mío redentor que habitas en el cielo! Soy yo, hace calor en mi casa o Rei-san está un poco... asdkjgñasfgdu x'DD *Mi mal sentido del humor ataca*
    No puedo esperar al siguiente capítulo, porque te juro que no me decido si irle al Team Rei o a Team Sora xDD

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    1. Tú y yo sabemos que eres una pervertida ¬w¬
      Pero sí, Rei-san estaba un poco.... xD
      Dos semanas, en dos semanas saldrá si todo va bien :)

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  3. Por alguna extraña razón me salte todo el camino a la casa de Rei y re-leí todo lo que paso en la casa de Rei XDD

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