16 mar 2015

~The Girl Who Wanted to Be a Boyfriend~ Capítulo 3

Aquí el tercer capítulo. Espero que os guste.

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~Capítulo 3: Como un día cualquiera... ¡Él se mete en mi vida!~

Subaru miraba a Kotaro. Kotaro miraba a Subaru.
— Ey —dijo él.
No podía estar ocurriendo. Acababa de encontrarse a Kotaro en la puerta del supermercado. ¿Acaso la estaba esperando? ¿La había seguido?
— ¿Qué estás haciendo? —preguntó ella molesta.
— Espero en la puerta.
Ella lo miró visiblemente irritada. Siguió hacia delante, y él empezó a seguirla.
— ¿Qué has comprado?
— Ingredientes para croquetas y cerdo.
— ¿E~h? A mí no me gustan las croquetas.
— ¡No son para ti! —le gritó ella.
— Si te enfadas tanto te saldrán arrugas y te harás vieja.
«¡No lo aguanto! ¡De verdad que no lo aguanto! ¿Por qué me lo he tenido que encontrar hoy?» pensó. Seguramente iba a molestarla con el tema de la apuesta, y ella no tenía ganas de eso.
— Por cierto —Subaru supo enseguida lo que le iba a decir—, ¿por qué no vas vestida femenina?
— Las mujeres también llevan chandals.
— Ese chándal no es ni siquiera de mujer. Nadie que te viera diría que eres una chica.
— ¡Ya, bueno, pues lo siento!
— ¿Por qué te molestas? No te he dicho nada malo.
Subaru apretó los dientes. Por el gesto facial del muchacho y su tono a la hora de hablar, podía saber que se estaba divirtiendo, y mucho, con la situación.
— Bueno, siento si te he decepcionado —dijo ella abriendo la puerta de su casa—, pero vete a tu casa.
Al girarse, el muchacho ya había desaparecido, y ella suspiró, aunque el alivio le duró poco..
— Con permiso~...
— ¡¡¿Ah?!!
La chica no podía creer que se hubiera metido en su casa sin que ella lo hubiera visto. Lo escuchó saludar a su hermano, y la irritación y nerviosismo de la chica empezaban a alcanzar niveles cósmicos.
— ¡Al menos haz el favor de poner bien tus zapatos! —gritó colocando los zapatos derechos y juntos en la entrada.
Sin previo aviso, lo vio subiendo las escaleras hacia los dormitorios.
— ¿Adónde crees que vas? —exclamó.
— ¿Adónde va a ser? A tu cuarto.
— ¿Qué? ¡Eh! ¡Espera! —No le daba tiempo de alcanzarlo—. ¡Te he dicho que esperes!
Kotaro ya estaba en su habitación, abriendo el armario.
— Vaya no tienes ropa de chica, sólo ese estúpido uniforme escolar.
«Y tampoco es mío» pensó ella, pero no quiso decirlo. Empujó al chico y cerró las puertas del armario, nerviosa, poniéndose delante como si lo custodiase. El muchacho puso los ojos en blanco y se arrodilló frente a la cómoda.
— Veamos qué tienes por aquí.
— ¡Wah! ¡¡¿Qué haces cotilleando la ropa interior de los demás?!!
— Esto no es nada sexy —dijo él sacando unos culottes del cajón y estirándolos.
El rubor cubrió las mejillas de Subaru hasta el punto de volverse tan rojas como un tomate maduro. Le quitó bruscamente de las manos la pieza de ropa interior, y con voz nerviosa y tartamudeante dijo:
— ¡Y no tienen que serlo!
Él clavó el codo en su rodilla, terminando de sentarse en el suelo, y apoyó la barbilla en su mano.
— ¿Y si tienes que enseñarlos qué?
— ¿Cómo que... ense... ñarlos...? —la voz casi se le apagaba de los nervios.
— Oh, no me digas que eres virgen.
— ¡¡Claro que lo soy!! — gritó ella.
— Ya veo... —dijo él agarrándose la barbilla. Golpeó la palma de su mano con la otra, asintiendo una única vez—. Sí, deberíamos hacer eso.
— ¡¿De qué estás hablando?!
Subaru se sentía aturdida, confundida, nerviosa y avergonzada.
— De pedirle prestada ropa a tu hermano. Él sí tiene ropa de mujer, ¿verdad?
— Él es un B-Lolita, así que sí, pero sólo tiene ropa de ese estilo. ¿Para qué la quieres?
— Genial, quiero verte con un vestido de volantes y lacitos —Kotaro levantó un pulgar en señal de aprobación.
— ¡En tus sueños!
Ella aún seguía colorada. Y la cosa empeoró cuando el chico pareció notar algo nuevo en ella en lo que no se había fijado antes, porque se levantó, se acercó y susurró:
— ¿Qué te has hecho en el pelo?
— ¿C-cómo que qué me he hecho?
— ¿Te has puesto extensiones para hacerlo más largo?
Él empezó a avanzar hacia delante y así acercarse más, pero ella empezó a retroceder.
— N-n-no sé de qué hablas.
Él alargó un brazo para tocarle el cabello, pero entonces ella tropezó con la cama y él intentó agarrarla inútilmente, de manera que ambos cayeron sobre el colchón. El chico se enderezó un momento, y dándose cuenta de la situación, dijo con tono divertido:
— Qué erótico.
Ella se enfadó y le pegó un rodillazo entre las piernas, consiguiendo que el muchacho se doblase de dolor y se tirase al suelo.
— Te lo tienes merecido —dijo ella firmemente. Intentó levantarse de la cama, pero el chico volvió a ponerse en la misma posición en la que estaba antes, aprisionando a Subaru contra el colchón.
— No tan rápido, señorita.
— No... ¡¡¡Noo!!! —gritó cuando notó las manos del chico levantarle la camiseta.

Haru Aizawa, de catorce años de edad, un chico de cabello castaño y ojos claros, estaba sentado tranquilamente en el sillón de su casa mirando una película en la televisión, cuando de pronto escuchó un grito de su hermana, seguido de alborotos procedentes de su cuarto.
— ¡Hermana! —gritó el chico corriendo escaleras arriba—. ¡Hermana! ¿Qué ocurre? —preguntó alborotado abriendo la puerta del dormitorio.
— Ah... — fue lo único que dijo la chica.
Al pobre Haru se le quedó cara de póquer al ver a su hermana con medio cuerpo tumbado sobre la cama, la camiseta ligeramente subida hasta por encima del ombligo y un pie en la mejilla de Kotaro, como si intentase alejarlo de ella, mientras que Kotaro estaba sobre ella intentando meter las manos dentro de la camiseta de la chica, o eso parecía, porque ella parecía querer alejar esas manos de ella todo lo posible.
— Lamento haber interrumpido —dijo Haru, algo afectado por la escena.
— ¡No! ¡Espera, Haru! —gritó.
— ¡Haru! ¡No es lo que parece! —gritó Kotaro—. ¡Sólo trataba de quitarle la virginidad a tu hermana!
Sonó un estruendoso "plaf" y una de las mejillas de Kotaro se puso colorada.
— ¡No mientas! —gritó la chica y corrió hacia el pasillo detrás del niño—. ¡No es cierto! ¡Sólo me estaba haciendo cosquillas!
— ¡Eso no es verdad! —exclamó Kotaro—. ¡Yo trataba de quitarle la virginidad a tu hermana!
— ¡¡¡Te he dicho que dejes de mentir!!! —gritó Subaru pegándole una patada en el estómago al del pelo rubio.
Y aunque pareciera mentira, el que estaba mintiendo en tal situación era Kotaro.

Subaru cortaba la cebolla, furiosa por lo que había ocurrido momentos antes. La irritación podía con la joven.
— Subaru~ —dijo Kotaro abrazándola desde atrás dejando caer todo su peso sobre ella—. No le pongas mucha cebolla a las croquetas.
— Si te acercas más, te rebano el cuello —dijo ella acercando el cuchillo al muchacho.
— Vamos, no te cabrees.
— ¡¿Que no me cabree?! —gritó ella—. ¡¡Todo lo que has hecho hoy ha sido acosarme sexualmente!!
— ¿Y eso qué tiene de malo? —dijo él poniendo los brazos en jarras y levantando la cabeza.
— El acoso sexual es un delito, ¿sabías? ¡Podría denunciarte!
— En ese caso, puedes acosarme tú sexualmente a mí. Dejaré que me metas mano —respondió, divirtiéndose, como siempre.
— ¡No me interesa!
— Qué aburrida —dijo poniendo los ojos en blanco, y salió de la cocina.

— Le pusiste demasiada cebolla a las croquetas — dijo Kotaro mientras salía por la puerta.
— ¡No eran para ti, al fin y al cabo! — dijo Subaru, irritada.
Él empezó a reírse.
— Pero no me malinterpretes, estaban buenas.
Ella giró la cara, con aire molesto, pero con las mejillas ligeramente sonrojadas.
— Piérdete —fue lo único que dijo.
— Ya, ya me voy —contestó él, riendo.
Y sin previo aviso, tiró del brazo de Subaru y le levantó la barbilla, rozando levemente la mejilla de la chica con sus labios.
— Pero pienso volver. To~nta —susurró con tono burlón.
Ella se sonrojó, y gritó:
— ¡No vuelvas!
Y cuando ya se alejaba, él levantó el brazo y el dedo corazón en dirección a Subaru, gesto que ella devolvió mientras sacaba la lengua, aunque el muchacho no lo vio.
La adolescente seguía nerviosa y sonrojada, con el corazón latiéndole fuertemente además, y pensó que no podía ser más estúpida, puesto que el chico rubio que se alejaba por la calle oscura era ni más ni menos que el chico que le gustaba.


~Fin del capítulo 3~


Spoiler del capítulo 4: No hay spoilers.

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