27 jun 2014

~SMILE: Yuki-chan's Life~ Capítulo 25 (Ver. 1)

Aquí el capítulo 25. Creo que es uno de los más bonitos de la historia. Rei está en  un dilema y tiene la necesidad de contarle a Yuki-chan toda la verdad.

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~Capítulo 25: Luchar contra el pasado~

Rei se levantó con la mejilla señalada de descansar en el tatami. Su futón lo estaba usando Yagami. Había algo extraño en todo aquello. Ella parecía estar a gusto con él, y de hecho no se le despegaba. En eso le recordaba a Yuki. Además no podía negar que se sentía preocupado por esa chica. Los moratones en todo su cuerpo y su excesiva delgadez le hacían pensar que estaba siendo durante maltratada por su novio. No podía imaginar cómo podían hacerle algo así a una chica tan maravillosa. Era educada y bonita. Cariñosa y agradecida.
Y no podía culparla por haber cometido infidelidad con él, puesto que al ser maltratada, le resultaba normal que hubiera dejado de sentir algo por su novio. Además, lo que había pasado entre ellos simplemente surgió. Seguramente porque ella necesitaba cariño y quizá porque él necesitaba satisfacer su deseo por Yuki de alguna forma. No podía negar que mientras hacía el amor con Yagami había visto a Yuki. Y ya no había sido una, sino varias veces las que se había acostado con ella. Se sentía culpable, puesto que la chica no tenía más de dieciocho, aunque le quedaban días para cumplir los diecinueve, pero de alguna forma, no podía evitarlo. No negaba que le gustaba. Y en cuanto ella le pedía su cariño se lo daba sin dudarlo, cosa que tal vez era un error, puesto que no quería que malinterpretase sus sentimientos. Él aún estaba enamorado de Yuki.
Despertó suavemente a Yagami horas más tarde.
Voy a salir —le susurró—. Te he dejado comida por si tienes hambre, y tienes ropa limpia en una caja del armario. Está justo al abrir la puerta. También tienes películas, y te dejo el ordenador encendido por si quieres hacer algo ahí.
Gracias.
Siento que te quedes sola.
No te preocupes. Estaré bien. —Sonrió.
Él le devolvió la sonrisa y se levantó del suelo. Cogió sus llaves y su cartera y salió del apartamento en dirección al apartamento de Sora. Suspiró. Ahora ya no podía echarse atrás. Había decidido contarle toda la verdad a Yuki. Todo lo que le había ocultado hasta ahora. Llamó al timbre para que le abrieran la puerta del edificio y luego subió las escaleras. Sora estaba en el umbral de la puerta.
¿Qué tal? —preguntó el chico.
El hombre sonrió nerviosamente.
¿Podría llevarme a Yuki-chan un rato? —respondió Rei.
Claro —respondió el otro frunciendo el ceño y girándose hacia el interior del apartamento—. Honey-chan, Rei-san quiere que vayas con él a algún sitio.
¡Un momento! —exclamó ella desde dentro.
Está pintando —explicó el muchacho—. Oye —dijo después de una leve pausa—, cuando regreses, quiero hablar contigo. Es importante.
Vale...
Rei tuvo la sensación de que no le iba a gustar demasiado lo que iba a escuchar después de cómo se sentía últimamente. La chica apareció en ese momento vestida con una blusa naranja y unos pantalones cortos blancos.
Yume-chan... —susurró.
¿Ah? —dijo ella, que no había oído bien.
Ah, no, no he dicho nada —sonrió él.
Sora lo miraba de reojo. Los despidió y cerró la puerta del apartamento. Después se dirigió a su dormitorio. Sacó un cuaderno de un cajón y escribió en una hoja Nieve y azúcar.


Rei y Yuki iban caminando tranquilamente por la calle cuando él empezó a hablar:
¿Quieres ir a aquella cafetería?
Ella lo miró sonriente.
Sí —respondió—. Me trae bonitos recuerdos. —Se ruborizó un poco.
Él también se sonrojó y rió suavemente. Le agarró la mano con fuerza y la llevó con paso decidido hacia la cafetería. Allí tomaron helado. Junio ya empezaba y hacía calor. A ella se le veía contenta y aquella chica que cinco meses atrás ni sonreía, parecía haber desaparecido. Eso le hacía feliz por un lado, pero por otro, suponía por qué era, y de algún modo se sentía triste por ello.
Tras comer y charlar tranquilamente, volvieron a salir. No sabía como iba a empezar a contarle quién era Yumeko y todo lo que deseaba que ella supiera pero que también guardar para él. Eran cosas dolorosas en las que prefería no pensar. Quizá nunca había barajado la posibilidad de que algún día debía enfrentarse a los fantasmas de su pasado.
Oye, Yuki-chan...
Ella se giró hacia él.
Dime —dijo ella.
N-no, nada.
¿Qué te ocurre? —preguntó preocupada.
Nada, de verdad.
Se detuvo un momento frente a una tienda sin decir palabra. La muchacha lo miraba extrañada.
Espera aquí —le dijo él—. Te vigilaré, no te preocupes.
Ella asintió y se sentó en un banco enfrente de la puerta. Al momento apareció Rei, que venía corriendo desde el interior de la tienda. El hombre se sonrojó, bajó la mirada y le ofreció una cajita.
¿Qué es esto? —preguntó mientras la abría.
Un regalo.
En el interior de la caja había un precioso colgante en forma de copo de nieve que brillaba cuando le daba la luz del sol.
No puedo aceptar esto...
Ya lo he comprado.
Pero...
Es un regalo.
Gracias.
Se puso el collar y lo acarició con los dedos.
Es precioso.
Él la miró y luego la tomó de la mano suavemente.
Vamos —fue lo único que dijo.
Anduvieron hasta un parque. No había nadie, y el viento mecía los columpios suavemente.
¿Por qué me has traído hasta aquí? —preguntó ella.
Hay algo que quiero contarte. Yo...
¿Sí? —ella sonreía.
Él entonces estalló y abrazó a la joven.
¡No! ¡No puedo! —gritó a punto de llorar.
Rei-san...
¡No me lo quito de la cabeza! ¡No puedo contártelo!
Tranquilízate —le susurró abrazándolo también.
El hombre empezó a llorar sobre el hombro de la chica.
Prometo que algún día te lo contaré todo lo que te he estado ocultando —dijo entre sollozos.
Esperaré mientras tanto —susurró ella dulcemente.


Porque tú estás hecha de nieve y azúcar... —cantaba Sora cuando llamaron a la puerta.
Era evidente que eran Rei y Yuki.
Ella entró felizmente con su collar nuevo hacia su cuarto.
Sora se giró hacia su amigo y acercándose a él dijo:
Así que le has comprado un collar.
Sí.
El muchacho suspiró.
He decidido que voy a luchar por su amor.
El mayor sonrió.
Sabía que acabarías haciéndolo.
Ya no hay nada que me ate a no hacerlo. Ni siquiera mi amistad contigo. Al fin y al cabo ella es el amor de mi vida.
Lo sé —susurró—. Mucha suerte, Sora-kun.
Igual —le dijo el otro sonriendo.
Chocaron las manos y se despidieron.
Lo que no sabes es que Yuki-chan ya se ha decidido, Sora-kun —susurró una vez que el muchacho hubo cerrado la puerta.


~Fin del capítulo 25~


Spoiler del capítulo 26: No hay spoilers.

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