26 may 2014

~SMILE: Yuki-chan's Life~ Capítulo 23 (Ver. 1)



Sé que dije que no subiría más capítulos hasta julio, pero aquí tenéis el capítulo 23, espero que lo disfrutéis.

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A veces la persona a la que amamos resulta no ser la persona que nos proporciona la felicidad. El amor está lleno de tristeza y dolor así como de alegría y esperanza.


~Capítulo 23: Al saber lo que tenía...~

Era un día de finales de mayo. Sora se despertó temprano y medio dormido se giró hacia el cuerpo que yacía junto a él. Sonrió y le acarició la mejilla.
Ya hacía cerca de dos meses que vivían juntos y que también, dormían juntos. Habían pasado muchas cosas entre ellos desde entonces que habían estrechado su relación. Ella ya no lo detestaba, y eso lo hacía feliz. Sentía que Yuki lo quería, que le tenía cariño y afecto. Pero al recordar que tenía novia, la felicidad se disolvía, y se daba cuenta de que tenía que controlar sus sentimientos, porque además él estaba seguro de que ella estaba enamorada de Rei. Se inclinó hacia ella y le besó la mejilla.
No se imaginaba lo mucho que iban a cambiar las cosas ese día.
Hizo el desayuno temprano y le dejó una nota a Yuki. Necesitaba salir antes a la facultad, ordenar sus pensamientos, y cuando ella despertó, él ya se había ido.
Sora escuchaba atentamente a su profesor, tomando apuntes sin parar... O eso era lo que parecía... Escribía notas una y otra vez. Sano, sentado a su lado, lo miraba con recelo ante el extraño comportamiento de su compañero. Justo tras terminar la clase, Sora se levantó de su butaca, guardando rápidamente sus libros.
— Kobayashi-san, ¿adónde vas? —preguntó extrañado.
— Lo siento, creo que no iré al resto de las clases —respondió.
— ¿Por qué?
— No me siento en condiciones de estar en clase hoy —dijo saliendo a toda velocidad sin quitarse siquiera las gafas.
— ¡Eh, oye...! —gritó el otro chico. Suspiró—. Este hombre sólo va a lo suyo —susurró.
— Así que se fue antes —dijo Aiko mientras comía.
— Supongo que tiene sus motivos —respondió Yuki con cabeza gacha.
— ¿Y dónde está el problema?
— Quería verlo despertar.
Aiko rió. La otra se puso colorada.
— ¡No es lo que piensas! —gritó.
— ¿Ah, no?
— ¡No!
Los colores de Yuki se hacían más intensos. Se puso las manos en la cabeza y empezó a moverlas rápidamente, agitándose el pelo, despeinándose, como si eso le fuera a quitar el rubor.
— Te ha pillado bien —susurró su amiga entre carcajadas.
— ¡Para ya, diablos! —gritó Yuki sonrojada.
— ¿Y qué harías si lo dejase su novia?
— ¿Qué? —Miró a Aiko sorprendida.
— Imagina que su novia lo dejase. En ese caso, ¿le dirías a Kobayashi-san lo que sientes?
Yuki apartó la mirada y miró al horizonte.
— No lo sé... —susurró.
Sora estaba sentado en un banco de la calle, escribiendo otra vez. Suspiró y levantó la mirada. A algunos metros de él había una chica bajita de cabello negro y ojos marrones que miraba su reloj. El chico sonrió y se levantó del banco, elevando un brazo, como saludándola.
— ¡Minor...!
Paró en seco su voz. ¿Qué estaba viendo? Se le cayó el cuaderno y el bolígrafo de la mano ante la escena. Minori estaba con otro chico, con uno al que sí dejaba que la besara.
Sora se llevó una mano al rostro y sonrió tristemente. Se sentía estúpido.
Recogió el cuaderno y el bolígrafo del suelo y se colgó la cartera al hombro. Ahora volvería a su casa. Ya sí que no se sentía en condiciones para hacer nada.
Yuki salió más tarde de la cuenta de la facultad. Llamó a Rei para que la recogiera en el coche.
Lo siento, Yuki-chan, ahora mismo no puedo. ¿Puedes llamar a Sora-kun para que vaya a recogerte él?
— Sí, claro —respondió ella con el ceño fruncido.
Lo siento, de verdad.
— No te preocupes.
Llamó a Sora, pero tampoco respondía al teléfono. Suspiró suponiendo que tendría que volver sola a casa.
— Asakura-san, ¿necesitas que te lleven? —preguntó una voz detrás de ella.
— Morita-kun —susurró.
Kentaro Morita era un compañero de Yuki. Era alto, aunque no demasiado. Tenía el cabello castaño y los ojos marrón claro. Él también había terminado tarde debido a que se había pasado varias horas en el taller de escultura practicando.
— Me haría falta. ¿Pero y si vives en dirección contraria? —respondió.
— No te preocupes. De todas formas quiero hablar contigo.
Estaban ambos montados en el coche mientras Yuki le señalizaba el camino cuando Morita empezó a hablar:
— Oye, Asakura-san, ¿sabes qué clase de chico le gusta a Mogami-san?
La chica lo miró sorprendida y luego sonrió con picardía.
— Ajá... —salió de su boca.
El chico se sonrojó.
— ¡No es lo que parece! —dijo él.
— Pues lo que parece es que te gusta mi amiga.
El chico no respondió y ella se rió.
— Allí es —dijo ella señalándole un edificio. El muchacho paró el coche—. Gracias por traerme —dijo ella. Él evitó mirarla—. Y no te preocupes. Le preguntaré qué clase de chico le gusta.
Morita sonrió.
— Gracias.
— No hay de qué —respondió ella.
Se despidió con la mano del muchacho y entró en el edificio.
Llamó a la puerta. Pero nadie respondía, así que sacó sus llaves y abrió la puerta. Para su sorpresa, todo estaba a oscuras.
— ¿Kobayashi-san? —susurró.
Avanzó un poco a tientas, y allí lo vio, en el salón. Sora estaba tumbado en el suelo boca arriba con un pañuelo sobre el rostro.
— ¿Kobayashi-san? —repitió arrodillándose junto a él.
Le descubrió el rostro para dejar ver su cara llorosa.
— Minori-san me ha dejado —explicó lloroso sonriéndole—. Bueno, en realidad no es que me haya dejado, sólo que ha empezado a salir con otro chico sin decirme nada... Me siento estúpido.
Se llevó las manos al rostro intentando que la joven no lo viera. Ella tiró de su brazo, haciendo que se sentara, y cuando ya se hubo sentado, lo abrazó con fuerza.
— No llores por alguien que no ha sabido apreciarte, por favor —le susurró al oído.
El muchacho abrió los ojos por completo y justo después apoyó la cara en el hombro de la chica.
— Oye, Kobayashi-san, ¿aún quieres ir al cine conmigo?
El chico se separó rápidamente. Parecía que todos sus males se iban de repente.
— ¿Lo dices en serio? —preguntó.
— Claro que sí. Tal vez podríamos ir este fin de semana.
— ¡Al cuerno el fin de semana! —dijo él levantándose del suelo y agarrándola de la muñeca—. ¡Vamos ahora!
— ¿Quéee? —respondió ella sonrojándose.
— Todavía hay sesiones. ¡Vayamos ahora!
Tiró de su brazo obligándola a levantarse y a avanzar hacia la puerta.
— ¡Espera! —gritó ella.
— ¿Qué ocurre?
— ¡Deja que me cambie primero!
— Pero si así estás bien —respondió él mirándola de arriba a abajo.
— ¡No pienso ir en chándal al cine! ¡Espera un momento! ¡Y que conste que esto no es una cita!
— Eso ya lo sé —susurró él sonriendo.
«Un momento, ¿significa esto que voy a competir contra Rei-san por el amor de Yuki-chan?» pensó algo preocupado.
Yuki corrió hacia su cuarto, y cerró la puerta, sonrojada y con el corazón latiéndole muy deprisa. Suspiró y se quitó la ropa. Se puso el vestido blanco que le regaló Rei el día de San Valentín. Ella siempre había pensado que se lo pondría por primera vez cuando accediera a salir con ella, pero para su sorpresa lo iba a estrenar para salir con Sora. Se peinó un poco y se puso sus horquillas en el flequillo.
— ¿Ya estás lista? —dijo el chico detrás de ella.
— Sí, pero llama antes de... —dijo irritada girándose. Pero no pudo acabar la frase —. Tú también te has arreglado.
El chico se sonrojó. Iba vestido de negro como de costumbre, pero llevaba camisa y pantalones de vestir.
— ¿Lo has hecho por mí? —preguntó ella.
— Claro que no —respondió él sonriendo ruborizado.
«Es evidente que sí, boba» pensó él.
— Vámonos ya.
Se puso una chaqueta negra de cuero que usaba para vestir y Yuki una rebeca de un color azul, y antes de que pudiera decir nada, el muchacho la agarró de la muñeca y la sacó del apartamento casi a rastras.


~Fin del capítulo 23~


Spoiler del capítulo 24: Segunda parte.

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