12 may 2014

~SMILE: Yuki-chan's Life~ Capítulo 22 (Ver. 1)

Bueno, la espera no ha sido larga, ¿verdad? Después de este capítulo, no volveré a subir nada hasta julio, debido a los exámenes de la Universidad.
El capítulo es mucho diálogo, así que se lee rápido. Ante todo espero que os guste.

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~Capítulo 22: Revelación~

— ¿Qu...? —dijo Sora.
Rei se encontraba frente a él, con la cara colorada limpiándose la nariz cada dos por tres con un pañuelo.
— Se ha resfriado —dijo Yuki haciendo entrar al hombre.
— ¿Cómo ha podido resfriarse en pleno mayo?
— Eso tiene una explicación —respondió el otro con la nariz taponada—. Verás...

[El día anterior]

Rei-senpai, aquí tiene la olla con el agua para la sopa —dijo el chico bajito que trabajaba como pinche.
¿Puedes traérmela? —pidió él.
Claro —dijo el chico.
Iba felizmente con la olla hasta que tropezó, cayendo al suelo y tirando todo el agua del recipiente sobre Rei.

[El día anterior - Fin]

— Evidentemente, no permiten que un cocinero resfriado trabaje en un restaurante familiar, así que no puedo ir al trabajo hasta que me recupere —explicó.
— ¿Y por qué está en casa? —preguntó Sora.
— Yo lo obligué —respondió ella.
— ¿Cómo?
— Quiere asegurarse de que no me alimento a base de ramen —dijo Rei—. Ni que fuera mi madre...
— Venga, a dormir —dijo ella tirando del brazo del hombre y llevándolo a su cuarto.
— Sí, sí.
Sora suspiró, y al girarse se encontró con Yuki, lo cual lo hizo gritar, pues se asustó.
— ¿Acaso eres un fantasma para aparecer y desaparecer? —preguntó molesto y avergonzado por asustarse.
— Préstame tu escáner —dijo.
— ¿Para qué? —preguntó.
Yuki sonrió pícaramente y sacó el carné de identidad de Rei.
— Tará~n.
— ¡Ey! ¿Qué estás haciendo? —dijo intentando quitárselo.
— Asegurarme.
— ¿Asegurarte?
— Asegurarme de que se publicará «Yume».
— ¿Yume? Ey, espera, ¿qué haces? —dijo corriendo tras ella.
Al llegar, ella estaba quitando una pila de videojuegos de encima del escáner del muchacho.
— Espera, no toques ahí —le pidió él sonrojado.
— Tienes muchos juegos —respondió ella quitando la pila de carátulas.
De repente se dio cuenta de que la gran mayoría tenían portadas eróticas, ya fueran chicas desnudas o en ropa interior, algunas voluptuosas, y otras con aspecto de niña. Yuki lo fulminó con la mirada.
— ¿Qué es esta cantidad de eroges? —preguntó ella.
— Em, bueno —dijo apartando la vista y riéndose de forma nerviosa.
— Virgen salido... —murmuró ella volviendo a lo suyo.
— ¿Acaso tú no eres virgen? —exclamó él, sonrojado.
— Pero yo no me masturbo con esto —dijo ella mostrando uno de ellos.
— ¿Y quién dice que yo lo haga?
— ¿Por qué tendrías entonces estas cosas? Me produce escalofríos sólo de imaginarlo.
— ¡Pues no lo hagas! ¡Leches!
Ella se rió para sus adentros. Molestar así al chico le había resultado divertido.
Terminó de quitar la pila de videojuegos y metió el carné dentro del escáner encendiendo después el ordenador. El muchacho la miraba atentamente.
— ¿Estás bien? —preguntó él.
— Claro, ¿por qué?
— ¿Pasaste miedo? —dijo tragando saliva.
Yuki bajó la mirada.
— Mucho —respondió—. Y asco... —se tocó el cuello.
Él la abrazó desde atrás.
— No te preocupes. Aquí estamos Rei-san y yo para protegerte —le susurró.
— En realidad no estoy segura de que fuera a violarme.
— ¿Por qué dices eso?
— Porque si hubiera sido así habría sido más brutal... —susurró—. Me habría golpeado y quizá llevado a un sitio donde no pudieran pillarlo.
Sora volvió a abrazarla, y le besó la mejilla. De nuevo un sentimiento extraño se apoderó de ella, sonrojándose.
— Ya está —dijo.
— Pues ve a devolverle ya su carné al bueno de Rei-san, y no vuelvas a aprovecharte de una persona enferma.
Ella asintió y salió del cuarto con el carné en la mano. «Los ha visto...» se lamentaba él «Ahora pensará que soy un pervertido... Y tiene razón... Además, ¿no es cierto que le toqué el pecho hace poco y que ahora pretendía besarla?» se culpaba.
Salió de la habitación y vio a la joven preparando un cuenco con agua para mojar toallas para la fiebre de Rei.
— Ni se te ocurra hacer eso —dijo andando hacia ella—. Lo primero que debe hacer una persona con fiebre es desnudarse, y sólo si es muy alta.
— ¿Qué? —respondió ella ruborizándose.
— A no ser que la fiebre sea muy alta, no debe bajarse. Es un mecanismo de protección.
— Pero no podemos dejarlo así.
— De todas formas estoy bien ahora —dijo el resfriado saliendo de la habitación con un pañuelo en la mano.
— Ah, no. Tienes que descansar —le dijo ella tirando del brazo.
— Soy una persona adulta, puedo cuidarme yo solo —dijo soltándose de ella y tambaleándose justo después.
— ¿Ves? Vas a caerte. Y si lo haces tendremos un problema. Eres incluso capaz de romper el parqué al ser tan grande.
— No soy un gigante, Yume-chan —contestó.
«¿Yume-chan?» pensó la joven. En ese momento se quedó paralizada y casi no podía oír cómo Sora intentaba tapar el desliz del hombre diciendo que a causa de la fiebre había dicho su nombre mal. Rei también se dio cuenta de su error. Sacudió la cabeza y se tocó la frente.
— Parece que estoy peor de lo que pensaba —susurró yendo en dirección al cuarto de Yuki.
Sora se percató de la mirada pensativa y sorprendida de la chica.
— Vamos, no te lo tomes a mal que...
— ¿Yumeko existe? —preguntó ella.
— ¿Qué?
— ¡Yumeko! ¡La protagonista de «Yume»! ¡Un manga que dibujó Rei-san!
Sora estaba sorprendido. Apartó la mirada.
— Sólo sé que Yumeko Ashiya era una chica de la que Rei-san se enamoró locamente.
— ¿Qué pasó con ella?
— Se fue.
— ¿Qué?
El muchacho fue a hablar cuando Rei entró en la habitación.
— Agua, por favor —dijo.
Yuki caminó hacia el cuarto de Sora mientras que el chico le servía un vaso de agua a su amigo. Se sentó en la cama acariciando las sábanas. De algún modo se sentía mal. ¿Eran celos? No estaba segura. ¿Quizá tristeza ante la situación? ¿Dolor porque Rei no le había contado nada?
Sora entró en la habitación en ese momento.
— ¿Acaso pretendías jugar a mis eroges? Tú también eres una pervertida, Honey-chan.
— ¡En absoluto pretendía hacer algo así! —dijo ella sonrojada e irritada ante tal acusación.
El chico suspiró.
— Sabes que era broma.
Ella apartó la mirada.
— No estés triste por ello. Puede que se enamorase de Yume-chan, pero él ahora te ama a ti. Y creo que haríais buena pareja... Sin duda —dijo con amargura.
Ella no lo miró y él salió suspirando de la habitación.

— Mi subconsciente me ha traicionado —susurró Rei.
Sora lo miró.
— Nunca le he dicho nada de ella. Ni de las otras chicas. El otro día me preguntó si era cierto que me acostaba con otras mujeres. Quizá debería decirle la verdad.
El chico apartó la mirada.
— Quiero que sepa que la amo de verdad.
— Eso lo sabe.
— No es cierto... —Se estaba poniendo nervioso—. No quiero tener citas con ella porque no quiero que pase de nuevo lo que pasó con Yume-chan. Yuki-chan es más importante que las otras con las que salí. Sólo le gusto, pero de algún modo, al mirarla, al estar con ella, siento como si Yume-chan estuviera conmigo. No quiero perderla de la misma forma que perdí a Yume-chan. Además está el hecho de que es una niña. Doce años... madre mía. Es una cantidad importante de años de diferencia...
El muchacho seguía escuchando al hombre mientras miraba a otro lado.
— Si me acuesto con otras mujeres es porque no quiero perder el control demasiado y acabar haciendo el amor con ella...
— Es por esa idea que te has creado de que a las chicas a las que quitas su virginidad te dejan. Sin embargo, no creo que eso sea cierto.
Rei lo miró.
— ¿Sabes a cuántas chicas he desvirgado y se han ido?
— No, pero sé que es una cantidad importante.
— No estoy orgulloso de ello...
— Lo sé. Pero todo ha debido ser mala suerte. Eres muy enamoradizo.
El otro sonrió.
— Buscaba a Yume-chan dentro de ellas.
— Tienes que superar eso ya. No puede volver.
— Ya lo sé...

Ya había llegado la noche. Yuki estaba tumbada en la cama de Sora. Había cuidado de Rei junto con el chico, pero había sido él quien había estado más pendiente. Sentía que quería saber más de su amigo de treinta años, pero él le ocultaba demasiadas cosas.
— Honey-chan, la cena ya está lista —dijo Sora en la puerta.
— Voy —respondió todavía sin levantarse de la cama.
Tenía la camiseta un poco levantada, y se le veía el ombligo. Él sonrió con malicia.
— He dicho —dijo él acercándose a ella, que aún seguía tumbada— que la cena ya está lista.
Le puso las manos a ambos lados de la cintura y empezó a hacerle cosquillas. La chica comenzó a moverse intentando soltarse de las garras del chico mientras reía descontroladamente. Acabó dándose un golpe en la cabeza con la pared, lo que hizo que el chico parase.
— Ayyy... —se quejaba.
— Lo siento... No ha sido queriendo —se disculpó—. ¿Vienes a comer? —preguntó con su sonrisa dulce de siempre.
— Sí —respondió sonriente.
Se sentaron a la mesa a cenar los tres.
— Ah, Honey-chan, deberías darle de comer tú a Rei-san.
— ¿Qué? —soltó ella sonrojada.
— Puedo comer solo —respondió Rei irritado.
— Deja que lo haga Honey-chan, hombre —dijo Sora.
Él lo miró.
— Quizá el que necesita que le den la comida eres tú. O por qué no; dame tú de comer.
— ¿Yo? —Sora sonrió—. No, gracias.
— Come, Yuki-chan —dijo Rei pinchándole con un dedo en el costado mientras sonreía.
Ella brincó en la silla y tras sonrojarse, empezó a comer.

Rei estaba ya acostado en la cama de Yuki cuando ella entró por la puerta silenciosamente.
— Déjame un poco de sitio —le susurró ella.
— Yuki-chan, ¿qué haces aquí?
— Esta es mi cama.
— Lo sé, pero...
— Alguien tiene que cuidar de ti.
Él le acarició la mejilla y sonrió tiernamente. Después la besó con suavidad.

Sora estaba acostado en la cama con los ojos completamente abiertos. No podía evitar pensar en lo que podría estar pasando entre Rei y Yuki en el otro cuarto. Agarró fuerte la sábana. Iba a empezar a llorar cuando la puerta de su cuarto se abrió. Era Yuki con las mejillas ruborizadas.
— Kobayashi-san... —susurró.
— ¡Honey-chan! ¿Qué haces a...? —preguntó él. Antes de terminar la frase ella le había lanzado los brazos al cuello y lo abrazaba con fuerza—. ...quí... —terminó.
Ella no respondió y lo abrazó más fuerte aún, recordando lo que Rei le había dicho justo antes.

[Un momento antes]

Se separó de ella.
Espero no haberte pegado el resfriado por besarte —susurró sonriendo—. Pero ya has terminado aquí. Ahora ve con Sora-kun.
¡Pero...!
Él le puso un dedo sobre los labios y negó con la cabeza.
Tú no quieres estar aquí. Quieres estar con él.
Ella se sorprendió.
¿Cómo lo sabes?
Era fácil de averiguar. Ahora ve con él, por favor.

[Un momento antes - Fin]

Los ojos de la joven estaban llorosos y sus brazos se aferraban al cuello del muchacho. Él, sorprendido, terminó por abrazarla también, durmiendo juntos una vez más.


~Fin del capítulo 22~



Fin de la segunda parte


Spoiler de la tercera parte (capítulo 23): Finalmente sabremos de quién está enamorada Yuki. Por fin tomará una decisión, mientras que Tanaka acecha para dar su golpe desde las sombras...

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