30 abr 2014

~SMILE: Yuki-chan's Life~ Capítulo 21 (Ver. 1)

Un capítulo flojo, pero donde se cuenta la "violación" de Yuki-chan. Espero que os guste este capítulo, aunque sea flojo, y que el próximo sirva para darse un respiro después de la tensión.

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Resumen del Capítulo 20: Rei-san discutió con Sora-kun y le golpeó dos veces. Yuki-chan, por su parte, encontró un manga hecho por Rei-san y una cinta roja de mujer. Le preguntó si era cierto lo que le había dicho Sayuri y discutieron. Ella se fue enfadada a casa de Aiko-san, aunque él trató de detenerla. Al rato Sora-kun se la encontró en la calle con algunas evidencias de violación.



~Capítulo 21: Un mal momento~

— No tiene señales de haber sido violada, ni semen en su útero —informó el médico a Sora.
El muchacho se dejó caer en la butaca de la sala de espera, aliviado.
— Le hemos hecho un lavado de estómago para eliminar la ingesta tóxica de pastillas. Para su suerte, tampoco eran suficientes para matarla.
— Me quedo mucho más tranquilo, gracias, doctor —sonrió.
El chico sacó el móvil y llamó a Rei, que estaba fuera fumando.
— No la han violado —le dijo.
Es un alivio... Un auténtico alivio.
— ¿Qué harás ahora?
Ir a casa. Supongo que querrás quedarte con ella.
— Pues sí, pero...
Quiero que te quedes con ella.
— ¿Pero por qué?
Tenías razón. Yumeko es el motivo de todo.
Sora calló por un momento.
— ¿Por eso quieres juntarnos?
—susurró lentamente.

Sora entró en la habitación en silencio.
— Kobayashi-san —susurró Yuki.
Él se llevó un dedo a los labios pidiendo silencio.
— Perdón, no quería despertarte —dijo muy bajito y sentándose a su lado.
— Y no lo has hecho —respondió—. Tienes un ojo morado, y el labio roto. ¿Te has pegado con alguien?
Él negó con la cabeza.
— Me caí —mintió.
Ella lo miró incrédula.
Sora le cogió una mano.
— Cuéntame, por favor, qué es lo que te ha pasado, si es que lo recuerdas.
Ella desvió la mirada y suspiró:
— Tanaka, el que me acosa, intentó violarme...

[Hace unas horas]

Gracias por todo, Aiko-chan —dijo Yuki haciendo una reverencia.
No te preocupes. Sabes que puedes contar conmigo —dijo su amiga sonriendo.
Me vuelvo con Kobayashi-san.
¿No quieres que te acompañe?
No, no te preocupes. Puedo ir sola.
Si te pasa algo, me avisas.
No te preocupes —sonrió.
Caminó despacio por la calle, algo más animada, cuando alguien le tapó la boca con fuerza.
Hola, Yuki-chan.
Se quedó paralizada. Ese tono... esa voz... No era posible... No, no, no y no. Eso no podía estar pasando. Estaba sola...Y él la había encontrado...
Justo entonces intentó soltarse, sin éxito. Forcejeando, intentando zafarse esas repugnantes manos que la agarraban. Tanaka la llevó a un callejón oscuro, donde había varios menores de edad, todos "subordinados" suyos.
Agarradla bien, que no se mueva —les ordenó.
Tres chicos avanzaron hacia ellos. Tanaka soltó a Yuki, pero fue agarrada por ellos. Le agarraron las piernas, separándoselas, y los brazos. Además la amordazaron.
Ahora vas a ver lo que es bueno. Aprenderás a obedecer. El solo hecho de que pensar en cómo te retuerces de dolor mientras tu amada pureza te es quitada, me resulta increíblemente excitante. Oh, qué bien me sentiría si encima te llevases un recuerdo de esto.
La joven no podía creerlo... Sabía que era un auténtico lunático sádico, pero jamás había pensado que sería capaz de cometer violación. Las lágrimas emanaron de sus ojos en cuanto le empezaron a desabrochar el pantalón y le intentaban quitar la camiseta. Se retorcía. Intentaba patalear. Intentaba soltarse. Intentaba pararlo. Sí, lo tenía claro. Tanaka era un psicópata.
Reaccionó al ver cómo éste iba desabrochándose el pantalón. Tiró de su pierna rápidamente,sin querer rendirse, con toda la agilidad y fuerza que pudo, logrando darle una patada a uno de los que le sujetaban la pierna. En ese momento bajaron la guardia por un momento, y logrando zafarse por completo, intentó empezar a correr, pero lograron agarrarle de la camiseta. La tiraron al suelo, de una manera tan brusca, que del tirón le rasgaron la camiseta. Se le cayó la amordaza, y empezó a gritar, pero fue agarrada de las muñecas por Tanaka.
Si no vas a ser buena, lo haremos por las malas —dijo él susurrándole en el oído.
Le presionó la mandíbula, haciéndole abrir la boca. Justo después le metieron varias pastillas en la boca, haciéndoselas tragar por la fuerza con un poco de agua, a pesar de que ella se resistía como podía.
La impotencia. La vergüenza. El sentimiento de lo humillada que se sentía. El terror que azotaba su corazón... Todo eso la estaba destrozando.
Ahora sí que no podrás hacer nada, pronto empezarán a hacer efecto.
Estaba inmovilizada por varios de los menores que habían ido a disfrutar del espectáculo. Seguía forcejeando, pero estaba demasiado bien sujeta.
No pudo sentir mayor repugnancia en el momento en que Tanaka le pasó la lengua por el cuello. Sabía que el único deseo que sentía por ella no era sexual, sino el de hacerle daño. Destrozar su dignidad y romperla a jirones. El deseo de que sintiera la necesidad de suicidarse.
De alguna forma, se arrepintió de haber detenido a Sora la noche anterior, pues quizá, y sólo quizá, él le hubiera quitado la virginidad ese día. Y hubiera sido con una persona por la que tenía sentimientos románticos. Ella siempre había querido que fuese con la persona que amase. Pero no iba a ser así...
Intentó no llorar de nuevo, para no mostrar su debilidad. Cerró los ojos, intentando pensar que aquello no era real, que no le estaba pasando.
Despertó de sus pensamientos cuando oyó acercarse el sonido de una sirena de policía.
¡Mierda! —gritó Tanaka— ¡Tenemos que irnos de aquí! —les dijo a los chicos.
¿Pero y ella?
Dejadla aquí. Con lo que se ha tomado, no calcula bien las distancias. Con un poco de suerte no habrá que violarla y será atropellada por un coche. Ami-chan no podrá seguir luchando mucho más.
«¿Ami-chan?» pensó. Ese nombre la hizo reaccionar.
Cuando se fueron empezó a sentirse mareada. Se levantó con dificultad, y se intentó abrochar el pantalón con un resultado espantoso.

[Hace unas horas - Fin]

— Después sé que me encontré contigo, y que susurré algo, pero no recuerdo qué.
«Mi nombre» pensó él.
— Si esa persona no fuese tan chapuza, lo catalogaría de mafioso —murmuró después de un momento de silencio.
Sora agachó la cabeza.
— ¿Tú me trajiste aquí? —preguntó ella.
— Rei-san en realidad —respondió.
La chica bajó la mirada.
— Se siente culpable por lo que te pasó. Pero lo cierto es que no fue él. Fue culpa mía.
Ella abrió los ojos, sorprendida.
— Él me dijo que habías ido llorando a su casa después de hablar conmigo.
Yuki desvió la mirada.
— ¿Por qué lo hiciste? —preguntó él.
— Porque si te casas entonces tendría que buscarme otro sitio donde vivir —mintió.
— Mentirosa —susurró el muchacho.
Cuando ella se giró hacia él pudo verlo sonreír con ternura. No pudo evitar sonrojarse y giró de nuevo el rostro.
— No pienses que estoy celosa ni nada parecido.
— Por supuesto que no —dijo él riéndose.
Yuki lo miró un momento de reojo, y él seguía con la misma cara de antes. Hasta parecía que su sonrisa brillaba y parecía radiante de felicidad.
— Estoy feliz de que no te hayan violado.
Ella sonrió.
— Así que la próxima vez deberías plantearte no planear tocarme la entrepierna mientras duermo—dijo él, divertido.
— ¡Waah! ¡Jamás he hecho yo eso! —gritó ella ruborizada.
Él se reía a carcajadas.

Días más tarde le dieron el alta a Yuki. Su cuerpo había terminado de expulsar la droga de manera satisfactoria.
— Ya se puede marchar a casa, Asakura-san —le comunicaron.
— Gracias, doctor.
Yuki se vistió y cogió la ropa que Sora le había llevado durante su ingreso en el hospital. Al salir, le esperaba Rei con el coche, listo para llevarla a casa. Todo estaba bien.

Yagami gritaba y lloraba.
— Para, por favor —pedía sollozando entre gritos de dolor.
El chico volvió a darle una patada en el vientre mientras ella volvía a gritar de nuevo. No podía moverse. Estaba completamente entumecida.
Otro chico entró por la puerta.
— Él dice que ya es suficiente —dijo el que acababa de llegar al otro.
El que le estaba pegando, el cual la tenía en ese momento agarrada por el pelo, la soltó bruscamente y salió de la habitación. El otro, por su lado, le pegó una patada más a Yagami haciéndola gritar de nuevo y se agachó y le susurró al oído:
— Él dice que si vuelves a escaparte no tendrá ninguna piedad, y que además nos dejará divertirnos contigo para que aprendas.
El chico salió y volvió a cerrar la puerta.
Ella intentó levantarse a duras penas.
— Que te lo has creído —dijo, y sacó una llave de dentro de su chaqueta.El


~Fin del capítulo 21~


Spoiler del capítulo 22: Rei-san se resfría.

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