28 abr 2014

~SMILE: Yuki-chan's Life~ Capítulo 19 (Ver. 1)

Aquí el capítulo 19. Quizá no es lo que esperábais, pero aquí está.

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~Capítulo 19: Reuniones~

Yuki se ruborizó de repente.
— Así que pasó algo entre vosotros —dijo Aiko.
— ¡Shhh! ¡Calla! —dijo tapándole la boca—. ¡Me da mucha vergüenza!
— ¿Pero qué ocurrió?
Las mejillas de la chica se encendieron y giró la cabeza tratando de ocultar su sonrojo.
— Ah, ya entiendo.
— ¡No, no entiendes!
Aiko empezó a reír.
— Quizá deberías plantearte empezar a odiar a alguno de los dos —bromeó Aiko.
Yuki se puso sería y su mirada se volvió triste.
— Ninguno de los dos saldría conmigo... —dijo—. Rei-san no quiere por la diferencia de edad, y Kobayashi-san tampoco lo haría porque tiene novia. Además no siente nada por mí —afirmó.
— Pero tú tienes una preferencia. Amas a uno de ellos, ¿no es así?
— Pero tampoco puedo ignorar que me guste el otro, y estoy muy confusa. Jamás me había pasado esto, y no me gusta esta situación. Si tan solo Rei-san aceptase salir conmigo... No me gusta como estamos. No paran de ocurrir cosas entre nosotros, y...
Yuki se detuvo y bajó la mirada. Aiko la miró preocupada.

Yuki decidió salir antes de la facultad y sin nadie que la recogiera. Andaba en dirección a su casa cuando de repente escuchó una voz:
— Yo te conozco.
Ella se giró y vio a una chica rubia.
— Matsumoto-san, ¿no? —preguntó ella a la chica.
Sayuri asintió.
— ¿Cómo estás? —preguntó.
— Bien, supongo —contestó Yuki.
— Tú eres amiga de Rei-chan, ¿cierto?
Ella asintió.
— Si vienes conmigo, te contaré cosas que no sabes sobre él.

Estaban las dos sentadas la una frente la otra en una cafetería.
— Bueno, ¿me puedes decir? —dijo Yuki impaciente.
La verdad, si había accedido a ir con ella era porque Rei no le contaba demasiadas cosas sobre él. Y ella sentía curiosidad.
Sayuri sonrió.
— Tú sientes algo por él, ¿no es así? —preguntó.
La otra asintió.
— Y él por ti —afirmó Sayuri sonriendo y mirando fijamente a Yuki. Suspiró—. No ha cambiado nada. Siguen gustándole las chicas menores que él.
Yuki empezaba a perder la paciencia.
— ¿Sabes? No te conviene estar con un hombre como él —dijo Sayuri y la otra la miró sorprendida—. Una de sus aficiones es acostarse con todo ser viviente. Sobre todo si son chicas adolescentes y vírgenes. Hasta dejó embarazada a una una vez y no quiso hacerse cargo del niño. Tampoco es un hombre fiel, va acostándose con sus compañeras de trabajo aunque tenga novia, y...
— Eso es mentira —aseveró Yuki enfadada levantándose de la mesa—. Toma, el dinero de lo mío. Cuando termines, págalo. Yo me marcho.
Sayuri sonrió, como compadeciéndose de ella.
— ¿Por qué no le preguntas a él? —dijo—. Seguro que lo reconoce.
Yuki respiró hondo, tratando de calmarse. ¿Era eso lo que quería esa mujer? ¿Ensuciar su imagen de Rei?
Le dirigió una mirada desafiante y salió de la cafetería aún enfadada. Atravesó la calle, y al girar una esquina, notó una mano sobre su hombro.
— Hola, Yuki-chan.
La sangre se le heló enseguida. Su impulso fue girarse y golpear al que fuera en la cara con el maletín, pero no llegó a darle. Al girarse, pudo comprobar, con horror, que se trataba de Hayate Nishimoto.
— Casi me das, imbécil —dijo.
Yuki se quedó paralizada durante unos segundos, pero a continuación lo que hizo fue avanzar sin miedo, moviendo el maletín de un lado para otro y tratando de alejar a Nishimoto como si fuera una mosca.
— ¡Eh, oye! —exclamó Nishimoto agarrando el maletín—. ¡Para, me vas a dar!
— ¡Eso es lo que quiero! —dijo ella tirando del maletín—. ¿No podéis simplemente dejarme tranquila?
— Sólo vengo a hablar contigo.
Yuki tiró del maletín y lo abrazó como si tuviera miedo de que Nishimoto se lo quitara.
— Tienes dos minutos.
— Tú sabes que yo no soy como Yasuhiro. No soy tan cruel.
— Eso lo dices tú.
— Hasta Ami-chan lo dice —dijo encogiéndose de hombros.
Ella bajó la mirada, triste.
— Que por cierto, si quieres verla, tendrás que hacer una cosa.
— ¿Qué? —preguntó ella.
— Si sales conmigo, tal vez Yasuhiro te deje en paz, y podrás ver a Ami-chan.
— ¿Y por qué quieres que salga contigo?
— Porque me gustas —dijo el otro.
Ella levantó la mirada y sonrió, cosa que sorprendió al chico.
— Mentiroso —susurró.
— ¿Cómo? —dijo él frunciendo el ceño.
— Este es otro de vuestros planes para hacer daño —aseveró—. No voy a creer nada de lo que me digas.
— ¿Con quién has hablado? —preguntó él irritado.
— No me hace falta hablar con nadie para saberlo —dijo con una sonrisa—. Tanto tú como Tanaka, sois unos mentirosos. ¿Sabes por qué nunca os llamo con honoríficos? Porque simplemente no lo merecéis.
— ¡Maldita p...! —dijo mientras levantaba el puño para darle a Yuki en la cara.
Ella colocó el maletín para protegerse. Sin embargo el golpe no llegaba. Cuando Yuki se descubrió el rostro, vio a Sora agarrándole la muñeca al muchacho.
— Tranquilidad, amigo —le dijo.
— Kobayashi-san... —susurró Yuki.
— Tú...
— Antes de meterte conmigo te advierto: soy de Okinawa. ¿Sabes lo que quiere decir eso? —le dijo Sora firmemente—. Si me tomas por un mentiroso escucha bien como hablo. ¿No es un acento de aquí, verdad? No quiero pelear, ¿está bien? Deja a Honey-chan tranquila.
Nishimoto se zafó y salió corriendo. Yuki dio un suspiro de alivio.
— Gracias, Kobayshi-sa...
— ¿Por qué no me has llamado? —la cortó él con rostro sombrío.
— ¿Qué? —dijo ella sorprendida.
— ¡Por qué no me has llamado! —gritó mirándola furioso.
— Yo...
— ¿¡Es ese el que te acosa!? —dijo sujetándole los hombros.
— No —respondió ella tranquilamente—. Es un amigo suyo.
Sora le soltó los hombros, y mientras empezaba a andar, la pegó a él.
— Koba...
— Cállate —le dijo él.
Estaba claro que estaba enfadado. Yuki agachó la cabeza mientras seguía avanzando rodeada por el brazo del joven y pegada a él.
Al llegar al apartamento, alguien se mudaba al apartamento de al lado de Sora. La persona que lo estuviera haciendo estaba dentro del apartamento nuevo y le gustaba mucho leer. De repente el nuevo inquilino, un chico de cabello negro y unas gafas cuadradas torcidas, salió para coger nuevas cajas. Yuki se quedó paralizada.
— ¡Daisuke-senpai! —exclamó ella.
El chico alzó la mirada un momento y sonrió al ver a la chica. Sorteó algunas cajas y consiguió llegar hasta ella.
— ¿Qué haces aquí, Neko-chan? —le preguntó.
— Vivo aquí.
— ¿Ah, sí? —dijo Daisuke.
El chico miró al acompañante de la chica ligeramente de reojo, cosa que Sora notó. Este último, intentando no reflejar ni sus celos ni su enfado se metió en el apartamento.
— ¿Te mudas aquí? —le preguntó ella a su antiguo senpai.
— Pues sí, ahora seremos vecinos. Nos veremos a menudo —dijo él sonriéndole.
— Ah, Kobayashi-san ya está dentro. Nos vemos luego —se despidió ella.
Al entrar vio a su compañero de piso con el móvil.
— ¿Llamas a alguien? —preguntó ella.
— Ah, no. Ya terminé.
— ¿A quién llamaste?
— A Minori-chan —respondió.
Ella sintió como una puñalada en el pecho.
— ¿Ah, sí? ¿Vais a quedar? —preguntó ella intentando mantener su sonrisa y que la voz no le temblase.
— Sí. ¡Quiero pedirle matrimonio! —dijo él con tono entusiasta.
La chica se quedó paralizada un momento e intentó seguir sonriendo.
— Pero lleváis poco tiempo, ¿no? —preguntó—. Ni un año siquiera, ¿verdad?
— Lo sé, pero no puedo esperar más —respondió él sonriéndole—. Al fin y al cabo, estoy enamorado de ella.
Yuki sentía que se iba a desmoronar.
— Oye, Kobayashi-san, voy con Daisuke-san, ¿de acuerdo? Nos vemos luego —dijo ella saliendo por la puerta.
El muchacho mantuvo su sonrisa... hasta que ella cerró la puerta. Después de eso, las lágrimas cayeron por su rostro y golpeó la pared, en la que después intentó apoyarse. «¿En qué estoy pensando? ¿Qué me acaba de pasar?» se decía a sí mismo.

Yuki corría por la calle en una dirección: la casa de Rei. «Qué estaba esperando? ¿Que me correspondiera? ¿Que me dijera que la había dejado? Yo no pinto nada con él» pensó «Si tan sólo pudiera librarme de mis sentimientos por él...».
Yuki llamó a la puerta del apartamento de Rei. El hombre abrió la puerta y no tuvo tiempo de preguntarle por qué lloraba ni qué hacía allí antes de que ella se abalanzara sobre él y lo abrazase con todas sus fuerzas. Él cerró la puerta tras dejarla pasar. Le secó las lágrimas, intentó animarla, la abrazó, le ofreció besos en las mejillas y la frente hasta que ella se quedó dormida en sus brazos escuchando los latidos de su corazón.


~Fin del capítulo 19~


Spoiler del capítulo 20: No hay.



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