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~Capítulo 15: Cuando ya pensaba que...~
Yuki se despertó a la
mañana siguiente en su cama con el pelo revuelto. Giró la cabeza y miró a
su lado. Había una almohada. «¿Sora-san la ha puesto?» pensó. «Ahora
que me doy cuenta, no era necesario dormir con nadie» se lamentó
avergonzada. Volvió a tumbarse abrazando la almohada que Sora había
dejado a su lado. «Huele a él...» pensó. De repente, se sonrojó,
avergonzada. ¿Cómo era posible que supiera a qué olía? ¿Y además por qué
había pensado aquello? ¿Acaso era una pervertida?
Yuki
se levantó y cogió la almohada para llevarla al cuarto del chico. Pero
al abrir la puerta del dormitorio del muchacho, se lo encontró dormido
sentado frente al escritorio con la cabeza apoyada sobre un libro de
medicina llevando unas gafas junto a una pequeña lámpara encendida. Dejó
la almohada sobre la cama del muchacho, y después se acercó
disimuladamente a él. Le quitó las gafas, con cuidado de no despertarlo y
no hacerle daño, y las dejó en un lado del escritorio. Se acercó un
poco más. «Es verdaderamente lindo» pensó. Le besó la mejilla y le
acarició el flequillo. «Perdóname. Parece ser que no te dejo estudiar».
La chica apagó la lámpara y se fue del cuarto, dejando al muchacho solo
en la habitación.
Sora
se despertó con la cara, la espalda, y el cuello completamente
doloridos. Hizo un sonido a modo de queja ante el entumecimiento de sus
músculos, y recogió el libro. Se dio cuenta pronto que Yuki había estado
allí, puesto que la almohada estaba sobre la cama y sus gafas a un lado
del escritorio. Se desperezó, cogió ropa limpia de los cajones y se
dirigió al baño. Para su suerte o desgracia, no escuchó el sonido del
agua golpeando la ducha, y cuando abrió la puerta y empezó a quitarse la
ropa, se dio cuenta de que Yuki estaba allí, desnuda, mojada, y con
toalla en mano. La chica pegó un grito, y, como si de un efecto reflejo
se tratase, le tiró una pastilla de jabón que había justo a su lado. El
chico, completamente sorprendido y paralizado ante la situación, fue
golpeado en la frente por la pastilla que ni siquiera había intentado
esquivar.
— ¡Lo siento! ¡No sabía que estabas tú! —se disculpó evitando mirarla y saliendo corriendo cerrando la puerta tras de sí.
El chico se sentó en el suelo apoyándose en la puerta, sonrojado, y suspiró.
— Venga, no te enfades conmigo. ¡No sabía que estabas en la ducha! —se disculpaba Sora mientras desayunaban.
Yuki estaba enfadada y fingía no escuchar al muchacho. Éste se levantó de la silla y avanzó hacia ella, poniéndose muy cerca.
— Si no me perdonas, te haré cosquillas.
Ella
fingió no escucharle pensando que bromeaba, y cuando menos se lo
esperaba, Sora le puso las manos en la cintura y comenzó a hacerle
cosquillas. La chica casi se atraganta, y estuvo a punto de caerse del
asiento pero el muchacho fue más rápido y la agarró a tiempo. Ella lo
empujó y se levantó de la silla y fue directa a su cuarto. El joven
suspiró y recogió las cosas del desayuno de ambos.
Yuki
cerró la puerta y suspiró. Por alguna razón no estaba enfadada, sino
avergonzada por lo que acababa de pasar, puesto que no se esperaba que
Sora fuera a tocarla tan repentinamente y más después de lo que había
pasado en el baño.
Descubrió
su caballete, que estaba tapado por un mantel viejo. En el había
apoyado un papel ingres con un dibujo de carboncillo a medio terminar.
Era la figura de un ángel. Se puso a dibujar, completamente distraía
sonriendo mientras definía cada trazo y daba las sombras, llenándose las
manos de negro.
— Honey-chan. —Entró Sora-kun de repente en la habitación.
Ella dio un brinco y se giró un poco molesta.
— ¿No sabes llamar?
— Lo siento —se disculpó él—. ¿Estás pintando? —dijo él reparando en el caballete con el papel.
— Dibujando.
— ¿Puedo verlo?
Yuki desvió la mirada dubitativa y se giró para seguir dibujando. Repentinamente sintió cómo alguien la abrazaba desde atrás.
— Es precioso —susurró él en su oído.
La chica se ruborizó y notó latir con fuerza su corazón.
— Kobayashi-san, contigo no puedo dibujar —susurró.
—
Vaya, lo siento —dijo el muchacho un poco arrepentido—. Oye Honey-chan
—dijo tras una pausa—, ¿te gustaría que te enseñara algo?
Ella se giró hacia él con el ceño fruncido.
— ¿Qué?
— Vamos a mi cuarto —dijo agarrándola de la muñeca y sacándola del dormitorio.
La llevó directamente a su habitación.
— Nunca he hecho esto delante de nadie —dijo él.
Sacó su guitarra y se sentó en la cama.
— No te rías, por favor —dijo.
Comenzó
a tocar el instrumento y, poco después, también empezó a cantar. Para
sorpresa de la muchacha, el joven tenía cantaba de maravilla, con una
voz suave y llena de dulzura. Yuki no pudo evitar embobarse ante tal
actuación. De alguna forma se sentía relajada y no podía evitar sonreír.
Era la clase de voz que llamaba la atención de las personas, y quizá si
no hubiese cantado frente a ella, Yuki no se habría dado cuenta de lo
hermosa que era la voz de su compañero de piso.
Cuando el chico hubo terminado de tocar, con las mejillas encendidas, preguntó tímidamente:
— ¿Qué tal?
— Me ha encantado —respondió ella con una sonrisa—. Cantas y tocas genial.
Sora desvió la mirada aún ruborizado... al principio.
Sin
aviso previo, se abalanzó sobre Yuki, abrazándola muy fuertemente
contra él, lo cual la sorprendió e hizo que se sonrojase también.
— ¿K-Kobayashi-san? —dijo ella.
— Perdóname. Sólo... déjame estar un poco así. Por favor —contestó él.
Ella,
sin estar muy segura, correspondió al abrazo, y al hacerlo, el chico la
estrechó aun más fuerte. El corazón de ambos latía fuertemente, tanto
que podían sentir los del otro, pero prefirieron no preguntarse
mutuamente por qué estaban nerviosos por un simple abrazo. Después de un
rato pequeño, él se separó de ella, y mirándola como en un trance,
empezó a acercar su rostro al de ella.
Parecía estar perdiendo la cabeza, cuando por suerte o por desgracia suya, le sonó el móvil, devolviéndolo a la realidad.
— ¿Qué? —dijo frunciendo el ceño mientras hablaba con quien fuera que hubiera llamado—. Pero... Vale, vale.
Colgó el teléfono y miró de reojo a Yuki sonrojado y avergonzado.
— Tienes que... em... venir conmigo a comprar... ¡salsa de soja! ¡Sí! ¡Eso!
— Pero si hay en el frig...
— ¡Da igual, necesito más para la comida! ¡Y curry! ¡Sí! ¡Eso también! —exclamó cogiéndola del brazo y haciéndola andar.
— E... ¡Espera! ¡Deja que coja mi abrigo antes!
Ella fue corriendo a coger su abrigo y salieron por la puerta.
— ¿Por qué tengo que ir contigo al supermercado? —preguntó ella un poco molesta.
— Emm... —El chico estaba sin palabras e intentaba buscar alguna excusa.
De
un callejón, como si los vigilara, se asomó una figura vestida de
chándal observándolos y dispuesta a seguirlos cuando una fuerza
desconocida la empujó de nuevo al interior del callejón haciéndola
chocar de espaldas contra el muro violentamente.
—
¿Eres Yasuhiro Tanaka? —preguntó el hombre de metro noventa que se
plantaba frente a Nishimoto agarrándolo del cuello de la sudadera.
Nishimoto empezó a reír.
— No, espera —dijo Rei—. Eres Hayate Nishimoto. El hacker.
Nishimoto dejó de reír por un momento. Y luego sonrió.
— ¿Qué hace pensar que soy ese tal Hayate Nishimoto?
— La estás siguiendo.
— ¿Qué? ¿A quién? —dijo a carcajadas.
Rei
encolerizó y le pegó un puñetazo, reventándole ambos labios por un
lado, haciéndole sangrar y haciendo que volviera a golpearse contra el
muro con la parte trasera de su cabeza. Las piernas de Nishimoto
fallaron debido a la fuerza del golpe y el otro lo obligó a levantarse
agarrándolo del cuello de la sudadera.
— No bromees conmigo. Juro que si la tocas, te mataré. Y créeme que lo haré —lo amenazó.
La
mirada de Rei en ese momento no era su habitual mirada dulce a la que
acostumbraba a mostrar a Yuki. Era una mirada aterradora, tanto que
podría helar la sangre de cualquiera. La mirada de alguien que es capaz
de asesinar a sangre fría. Nishimoto palideció al verla.
El hombre soltó al muchacho violentamente.
— Estás avisado —le dijo volviéndose.
— ¿De verdad que no había ni salsa de soja ni curry en casa? —preguntó Yuki al salir del supermercado.
— Bueno...
«¡No puedo decirle que Rei-sensei me dijo por teléfono que hiciera esto!» pensaba Sora.
— ¿Kobayashi-san? —susurró ella al ver la cara de preocupación del chico.
El muchacho disimuló su gesto con una sonrisa, cuando de repente escucharon a alguien llamarlos. Era Rei.
— ¡Rei-san! —dijo Yuki avanzando hacia él.
— ¿Qué habéis comprado?
— Salsa de soja y curry —respondió Sora sacando ambos botes de la bolsa.
Pero por algún motivo, se le resbalaron y rodaron en direcciones opuestas.
Sora
se fue tras uno, mientras que Rei y Yuki tras el otro. Los dos últimos
lograron atrapar pronto su bote en el interior de un callejón, pero el
de Sora se había metido por un hueco y no lo alcanzaba.
— Por fin —dijo ella alegremente cuando Rei atrapó el bote—. ¡Kob...!
Rei le tiró del brazo, interrumpiéndola. La chica se giró hacia él.
— No te he visto en varios días, y te echaba de menos —dijo él—. Quería verte.
Él se inclinó hacia ella y la besó.
Sora
logró alcanzar el bote seguido de un: «¡Lo conseguí!». Se giró y caminó
hacia el callejón donde estaban Yuki y Rei, dispuesto a llamarlos, pero
cuando se asomó, su sonrisa se esfumó y se apartó con tristeza en los
ojos, fingiendo no haber visto nada.
— ¡Ey! ¡Ya he cogido el mío! ¡Deberíamos volver! —llamó con disimulo.
Ambos
salieron del callejón y Yuki, que iba corriendo con rubor en sus
mejillas, tropezó, chocando con Sora, que atinó a agarrarle los brazos
cuando fue a caer después del choque.
— ¿Estás bien? —le preguntó él.
La muchacha miró los ojos preocupados de ambos hombres y con cierto nerviosismo y tartamudeo respondió:
— S-s-sí, ¡claro que sí!
— Me alegro —sonrió él.
Ambos hombres avanzaron hacia delante, pero ella se quedo paralizada como un pasmarote.
— ¿Qué te pasa, Yuki-chan? —preguntó.
— ¡N-nada! —respondió sonrojada.
— Venga, que se hace tarde —dijo Sora.
Ninguno
de los dos hombres sospechaban lo que acaba de pasar por la mente de
Yuki, y es que acababa de darse cuenta de que quien ella había pensado
que sólo le gustaba, era mucho más para ella. Llevaba enamorada de uno
de los dos desde mucho más tiempo del que ella creía. Uno de los dos era
completamente correspondido.
~Fin del capítulo 15~
Spoiler del capítulo 16: Se contará parte de la vida de Rei-san y su adolescencia.
Luna: En fin, sólo espero que os haya gustado el capítulo, y que el próximo también os guste.
waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! malvada!!!!!!!!!!!!!!! como me haces sufrir entre...Kobayashi o Rei????????? Me inclino por Rei pero....T_T
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