Por cierto, hay una escena erótica en este capítulo. Quedáis advertidos.
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~Capítulo 14: ¡Definitivamente me gusta Rei-san!~
— Y con esto concluye la clase —dijo el profesor.
Yuki
suspiró, y cuando recogía sus cosas sintió una mano sobre su hombro, se
giró y se encontró cara a cara con una chica que era mucho más alta que
ella con el pelo ondulado por los hombros con una horquilla a un lado.
— Hola —dijo ella.
— ¡Aiko-chan! —exclamó Yuki.
Aiko
Mogami era una estudiante de Bellas Artes de la clase de Yuki. Cuando
ambas llegaron a la Universidad estaban completamente perdidas, pero se
ayudaron una a la otra y pronto llegaron a hacerse grandes amigas.
Parecía que se conocieran de toda la vida. Aiko era una chica dulce y
cariñosa que siempre sonreía con dulzura a pesar de tener sus propios
problemas, a diferencia de Yuki.
Estaban sentadas en un banco de los jardines que rodeaban a la facultad, hablando sobre lo ocurrido la noche anterior con Sora.
— Así que estás preocupada por eso —dijo Aiko.
— Así es —susurró Yuki—. Me dejó completamente perpleja. Sobre todo...
Se llevó los dedos a los labios mientras recordaba el momento en que Sora la besó.
— ¿Te has enamorado de él? —preguntó Aiko frunciendo el ceño.
— ¡¡Q-q-q-qué estás d-diciendo!! —Se exaltó Yuki—. A mí me gusta Rei-san, y sólo él.
— ¿Entonces que sientes por Kobayashi-san?
Yuki desvió la mirada.
— No lo sé. Supongo que sólo me sorprendió, eso es todo.
— ¿Estás segura?
Yuki gritó mientras movía las manos sobre su cabeza, despeinándose.
—
Yuki —dijo Aiko—, ¿sabes algo? Creo que lo que deberías hacer es
comprobar a quién amas o quién te gusta realmente, porque si no lo
haces, no sólo te harás daño a ti misma, sino que les harás daño a
ellos. No pienses, sólo siente y observa quién hace que tu corazón lata,
y si resulta que es Kobayashi-san, no te preocupes, porque que tenga
novia no quiere decir que no pueda gustarte o que puedas amarle.
Yuki sonrió.
Sí, su amiga tenía razón. Que él tuviera pareja no significaba que estuviera mal que ella sintiera algo por él.
— ¡Gracias, Aiko-chan! ¡Tienes razón!—exclamó abrazándola.
Aiko estaba sorprendida al principio, pero después sonrió y correspondió al abrazo.
— Oye —dijo entonces—, ¿ese no es Kobayashi-san?
Yuki
se giró un momento un momento hacia donde miraba su amiga y vio a una
figura correr a toda velocidad hacia donde estaban. Se puso pálida.
—
Pero si por aquí no se va a la facultad de medicina... —susurró. Se
levantó de golpe—. Perdóname, Aiko-chan, pero debo irme enseguida.
Yuki
comenzó a correr, intentando alejarse de Sora, que se acercaba a gran
velocidad. Sorprendentemente el muchacho la alcanzó enseguida como si su
vida dependiera de ello.
La
joven no quería hablar con él. Se sentía demasiado avergonzada como
para poder mirarlo a los ojos. Los pensamientos y los hechos del día
anterior, habían despertado en ella sentimientos por el muchacho que
ella misma desconocía.
— ¡Deja de seguirme! —gritó ella.
— ¡Dejaré de seguirte cuando dejes de correr!
— ¡Corro para que no me sigas!
— ¡Te sigo porque corres!
— ¡Pues no lo hagas!
— ¡Por favor, tengo que hablar contigo!
Sora
consiguió agarrarla de una muñeca y tiró hacia él, obligándola a
detenerse y a mirarlo a los ojos. El chico jadeaba. Se había esforzado
mucho para alcanzarla.
— ¿Por qué... no quie... res... verme? ¿Hice... o dije... algo que no... debí... anoche?
Al chico le costaba respirar. Ella apartó la mirada e intentó que no la viera.
— N-no hiciste ni dijiste nada, Kobayashi-san.
— ¿Entonces por qué huyes de mí?
—
P-pues porque... —Trató de buscar una excusa—. Estabas borracho cuando
te dormiste, y yo sin permiso me dormí luego a tu lado, y me daba
vergüenza decírtelo.
— ¿Eh? ¿Sólo era eso?
Él se rascó la cabeza y sonrió.
— Sabes que puedes dormir conmigo siempre que quieras, ¡no te avergüences por eso, ni tampoco me evites! ¿De acuerdo?
La chica evitó mirarlo.
— De acuerdo —murmuró.
Sora se inclinó hacia ella y le besó la mejilla, haciéndola sonrojar.
— ¿Eh? ¿Eh? ¿Por qué has hecho eso?
— Oh, perdona. No lo haré más. Me voy —dijo sonriendo.
El chico se marchó mientras ella observaba con atención el camino por el que él desaparecía, volviendo todo a como debería ser.
— ¡Ey! —dijo Rei alzando la mano para llamar la atención de Yuki.
Ya era su hora de salida, y él libraba, por lo que habían quedado para que la recogiera.
Yuki corrió hacia él, sonriendo y lo abrazó al llegar, siendo correspondida.
— ¿Entramos ya al coche? —preguntó él sonriendo.
— Claro —respondió—. Pero... llévame a tu casa.
— ¿A mi casa?
— Quiero cenar contigo —dijo ella agarrándose a su brazo.
Él se sonrojó y le acarició la cabeza sonriendo.
— Está bien.
Yuki le devolvió la sonrisa y entró al coche junto a él.
Charlaron
un poco mientras llegaban al apartamento. El hombre parecía feliz, al
igual que Yuki. Pero ella tenía un motivo aun mayor que su deseo de
cenar con él.
Quería
saber qué sentía en realidad por él. Cuánto hacía saltar su corazón. Y
lo cierto es que al tocarse el pecho estando con él notaba cómo su
corazón se aceleraba. Sonrió. Estaba claro que quien le gustaba era Rei.
Lo de Sora tuvo que ser momentáneo.
— ...ki-chan. Yuki-chan —llamaba Rei—. Ya hemos llegado.
— ¡Ah, sí! —exclamó saliendo de sus pensamientos.
El hombre la miró extrañado.
— ¿Qué te ocurre?
— Nada, nada, sólo pensaba. Perdón.
Yuki sonrió, nerviosa y se bajó del coche.
Estuvieron un rato charlando de multitud de cosas y viendo una película.
Más
tarde, Rei se levantó a preparar la cena. Como siempre, no era gran
cosa, pero a Yuki le gustaba, y sabía bien. Aunque esto era normal
debido al trabajo de Rei.
— Riquísimo, como siempre —dijo Yuki al terminar la comida, sonriendo.
Él también sonrió, pero justo después apartó la mirada y volvió a ponerse serio.
— Oye, Yuki-chan. ¿Ocurrió ayer algo con Sora-kun? —preguntó sin rodeos.
— A-ah, no, en absoluto, ¿por qué lo dices?
— Hoy vino a devolverme la botella que le di. Al parecer se emborrachó, ¿verdad?
— Sí.
— ¿Dijo o hizo algo?
Yuki apartó la mirada queriendo esconder su rubor.
— No —mintió en un susurro.
Rei la miró y se acercó a ella a gatas.
— ¿Estás segura?
Yuki
se sonrojó aun más cuando puso su rostro muy cerca del de ella y
asintió, pero la mirada seria de Rei no desapareció. La tomó de la
barbilla y la besó. Ella estaba sorprendida.
— ¿Qué pasó entre vosotros dos?
— ¡Nada!
— Mientes. Respóndeme.
Rei avanzó, y ella, al intentar huir, cayó hacia detrás, poniéndose él sobre ella.
— No hay necesidad de que mientas. No me tienes qué decir lo que pasó pero al menos sé sincera.
La chica apartó la mirada.
— Definitivamente a mí quien me gusta eres tú —susurró.
— ¿Qué?
Yuki miró directamente a sus ojos verdes.
— Que te quiero.
Puso una mano sobre su mejilla, acariciándole con el pulgar.
— Sólo te quiero a ti.
Rei puso la mano sobre la de ella y se inclinó hacia delante para besarla. Ella lo correspondió. Volvieron a besarse.
Otra vez.
Una vez más...
El hombre se separó de ella.
— Deberíamos recoger la mesa —dijo ella.
— Olvida la mesa. Aquí no hay espacio suficiente.
Yuki
se sonrojó más. Él cogió su mano y le hizo levantarse, llevándosela al
dormitorio, donde se sentaron, la abrazó, y se tumbó hacia atrás
obligándola a ponerse sobre él.
— Rei-san...
— Yo te amo, Yuki-chan.
Ella
se ruborizó mirándolo a los ojos, y él colocó una mano detrás de su
cabeza invitándola a inclinarse para que lo besara, y cuando sus labios
se tocaron y empezaron el beso, Yuki parecía que iba a estallar de
nervios y vergüenza. Rei estaba usando su lengua en el beso por primera
vez. Después de aquello, apenas podía respirar. El color de sus mejillas
era de un rojo intenso, aunque las de él no estaban menos coloradas.
Volvió a besarla de la misma forma, haciendo temblar el cuerpo de la
joven. Se incorporó poco a poco y se separó de ella tras varios besos
más de la misma manera. Su respiración estaba agitada y su cara seguía
ruborizada.
Comenzó
a besarle el cuello y a lamérselo. Ella, aún temblando paralizada no se
lo impidió, y tampoco que metiera las manos bajo su jersey. Se separó
de ella y se puso detrás.
— ¿Qué ha...? —empezó a decir ella.
Lo que la interrumpió fue que Rei había empezado a quitarle el jersey desde atrás.
— Rei-san... para, por favor.
— No voy a verte nada.
Aun
habiendo dicho eso, tras haberle quitado el jersey, le desabrochó el
sostén y se lo terminó de quitar. Ella intentó taparse el pecho, y él le
dio el jersey que le acababa de quitar para que lo usara para
cubrírselo. Volvió a lamerle el cuello y parte de la espalda, haciendo
que ella volviera a temblar. Él mismo se quitó su camiseta de cuello
ancho y volvió a hacer lo mismo, dejándole marcas en el cuerpo a la
muchacha.
No
mucho después, el pecho desnudo de Rei estaba pegado a la espalda de
Yuki, a quien besaba de la misma forma que antes en una postura un poco
incómoda mientras le tapaba los ojos con su mano.
Por
alguna razón no quería que ella lo mirara a la cara en ese instante. En
algún momento, se le ocurrió meter la mano dentro del pantalón de Yuki,
y cuando lo hizo, la chica, pego un gritó de sorpresa y se incomodó un
poco. Sin embargo, Rei, sacó la mano rápido sin haber tocado ningún
lugar íntimo, ni siquiera por encima de la ropa interior; y volvió a
besarla repetidamente. Estaba completamente fuera de sí y cada vez se
sentía más excitado.
Sin embargo, Rei se apartó de súbito de ella rápidamente y se giró.
— Márchate, por favor. Recoge tu ropa y vete, por favor. No me mires..
Ella
no quiso preguntar, y recogió su ropa para ponérsela en otra habitación
e irse. Él por su parte llamó a Sora para que fuera a encontrarse con
ella por el camino y así esperar que no le pasara nada.
Se
sentía horrible a causa de lo que había estado a punto de hacer, y peor
aun: lo que había hecho. No podía creerlo. «Hace poco era una menor»
pensó él. Se metió en el futón y se tapó teniendo aún el pantalón
abultado. Además de todos aquellos pensamientos de culpabilidad, también
sentía vergüenza de que Yuki lo hubiera notado antes de irse, pero por
suerte para él, ella estaba tan nerviosa por lo que pasaba que no se
había dado cuenta de nada.
Yuki
se había encontrado a medio camino por el camino con Sora, tal y como
Rei había pedido. Los sonrojos y los evidentes chupetones de Yuki
hicieron pensar a Sora que habían hecho algo no muy lejano de lo real,
pero decidió volver a tragarse sus celos y no dejárselos ver a la chica.
Ambos
entraron en el bloque de apartamentos sin sospechar que los vigilaba un
chico vestido con un chándal. Éste sacó su móvil y marcó un número.
— Yasuhiro, acabo de encontrar dónde vive ahora —dijo sonriendo.
— Bien hecho, Hayate. Ahora podremos llevar a cabo nuestro plan.
~Fin del capítulo 14~
Spoiler del capítulo 15: Habrá algunas situaciones que hagan dudar a Yuki-chan sobre sus sentimientos por Sora-kun.
Luna: En fin, sólo espero que os haya gustado el capítulo (risas)
No lo subí antes debido a problemas técnicos con mi Internet. Espero que se solucione pronto.
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