Por cierto, se me olvidaba. Este martes subiré (si me es posible) el capítulo 13 en honor a Sora por ser su cumpleaños. De todas formas, el capítulo va a ir sobre él.
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~Capítulo 12: Confesión~
Sora se plantó frente
al apartamento de Rei. Suspiró y abrió la puerta con sus llaves. El
hombre se encontraba tumbado en el suelo, como de costumbre, leyendo
manga.
— Prometiste darme una explicación hace una semana.
Rei
dejó la revista a un lado, y se sentó sonriendo, invitando a Sora a
hacer lo mismo. El chico se sentó en el suelo frente a él mientras que
el otro sacaba su móvil. Tras pulsar algunas teclas, puso la pantalla
frente a los ojos del joven para que viese algo. El muchacho al
principio no reaccionó, pero al fijarse bien en la pantalla, se sonrojó,
y tiró del móvil, quitándoselo de las manos a Rei.
— ¿¡De dónde la has sacado!? ¿¡Eres alguna clase de pervertido!? —gritó.
— Le hice esa foto mientras dormía conmigo el otro día.
El
chico comenzó a gritar algo histérico. Al hombre le resultó gracioso
verlo así. Sin relajarse aún, Sora recordó por lo que había ido allí, y
dejando a un lado la foto de Yuki dormida que Rei tenía en el móvil, se
puso de pie gritando:
— ¡Esa no es la cuestión! ¡Quiero que me expliques por qué he de vivir yo con Yuki-chan!
El otro se puso serio y desvió la mirada.
— Es una ventaja —explicó—. Yo ya tengo sus sentimientos, ahora tú tendrás su tiempo.
— ¿Me vas a obligar a rivalizar contigo?
Rei asintió.
—
Además —prosiguió—, si va a vivir con alguien que no sea su familia,
quiero que sea con alguien en quien confío y que sé que no va a permitir
que le pase nada malo. Aquí no puede vivir, puesto que dudo que la
próxima vez me pueda controlar lo suficiente. No quiero seguir así.
El chico también desvió la mirada. Comprendía a Rei, pero él parecía no comprender al muchacho.
— Por otro lado —dijo—, hoy tengo una cita.
Sora lo miró sorprendido.
Sora entró por la puerta. Yuki se acercó a la puerta.
— Tu gata me odia —le dijo y se fijó en la mano del muchacho—. ¿Y esa botella?
— Ah, me la ha dado Rei-se... san. Soy abstemio, así que no entiendo por qué me ha dado esto.
— De todas formas es sólo cerveza, ¿no? No tiene mucho alcohol.
— Pero me puede sentar igual de mal. De todas maneras la guardaré en el frigorífico.
Mientras guardaba la botella en la nevera, comenzó a hablarle de nuevo a la chica:
— Oye, Honey-chan, ¿no te gustaría visitar hoy a Rei-san?
— Sí, sí que me gustaría.
— Si quieres, te doy la llave que tengo de su apartamento.
— ¿De verdad?
— Claro —el muchacho se enderezó—. Venga, vamos que te acompaño.
Ella no puso objeciones.
Llegaron
rápido al apartamento y Sora se despidió de ella en la entrada. Yuki
cogió las llaves y abrió la puerta, entrando disimuladamente en el
apartamento.
—
¿Rei-san? —llamó. Pero ahí no había a ni un alma. Se asomó al
dormitorio, pero tampoco había nadie—. No está... —dijo tristemente.
— ¿Yuki-chan? ¿Qué haces aquí? —oyó decir a alguien tras ella.
— ¡Rei-sa...! —dijo girándose, donde había escuchado la voz—. ¡Wah! ¿¡Qué haces así!? —se tapó los ojos completamente roja.
Rei sólo estaba llevando una toalla.
— Es mi casa y me estaba duchando, tú eres la que no tendría que haber entrado así.
— ¡Lo siento! —respondió corriendo hacia la puerta y chocando contra él.
— ¡Ten más cuidado que casi me quitas la toalla! ¡Y no te vayas, sólo espera en el salón!
A los pocos minutos, apareció Rei con pantalones de traje y poniéndose una camisa.
— Wow... —se le escapó a Yuki.
— ¿Qué?
— ¡Nada! —contestó sonrojada tratando mirar a otro lado.
El hombre se colocó justo delante de ella, intentando disimular una sonrisa.
— ¿Por qué te sonrojas tanto? ¿Eh? —dijo acercándosele.
— ¡No te acerques más! —dijo ella retrocediendo avergonzada.
El
hombre alcanzó a abrazarla, pero los intentos de la joven por huir de
él acabaron por hacerles caer hacia atrás, quedando él encima de ella.
Ella estaba completamente ruborizada y él no lograba entenderlo.
— ¿No me habías visto antes ya sin camiseta? ¿Por qué te sonrojas porque me ponga una camisa?
—
Es que jamás te había visto arreglarte tanto. Tienes el pelo mojado, te
estás poniendo traje y camisa e incluso te has afeitado —dijo
poniéndole la mano en la mejilla—. Estás muy guapo...
Él también se sonrojó y se quitó de encima de ella, mirando hacia otro lado, ocultando su rostro.
— Seguro que tienes una cita —dijo ella sonriendo tristemente.
— Sí, con una antigua compañera de clase —respondió él.
—
Lo sabía... Seguramente también te acostarás con ella. Es lo que suele
pasar en estos casos, ¿no? —murmuró—. Me pregunto si algún día aceptarás
tener una cita conmigo.
Rei
se puso a su nivel y la besó, abrazándola contra él. Ella no
correspondió, y en su lugar empezaron a deslizarse lágrimas por sus
mejillas. Él dejó de besarla, pero no de abrazarla.
— Sólo dime que no vaya y no iré —le susurró al oído.
Ella se separó de él y negó con la cabeza.
— Ve. —Sonrió.
El
hombre desvió la mirada y terminó de ponerse la camisa, seguida de una
corbata y a continuación se peinó el pelo hacia atrás. Se asomó al
dormitorio, donde estaba ahora la muchacha.
— Me iré más tarde, no te preocupes por mí —le dijo ella.
Él
asintió y salió por la puerta. Yuki se quedó mirando el suelo, pensando
que era una estúpida. Seguramente para Rei ella era sólo una niña, y
quizá jamás podría verle como pareja. ¿Pero entonces por qué hacía esas
cosas tan impulsivas? ¿Podría ser que él se estuviera riendo de ella? No
le podía entrar eso en la cabeza. Prefirió no pensar en ello y hundió
el rostro en sus rodillas.
Sora
estaba tumbado en su cama sin hacer absolutamente nada. Ya era muy
tarde y aún Yuki no había llegado.«Habrá conseguido que Rei-san cancele
su cita...» pensó. El chico sonrió tristemente, pensando en lo que ella y
su amigo podrían estar haciendo. Se sentía egoísta, puesto que él ya
estaba con Minori y no tenía derecho a amar a Yuki. Él sabía lo que
sentía ella por Rei y que Rei también la amaba. Sus pensamientos fueron
interrumpidos por alguien que llamaba a la puerta. El muchacho se
levantó y abrió la puerta. Allí apareció una chica con el pelo rojizo
vestida de negro y rojo.
— ¿Vive aquí Yuki Asakura? —preguntó.
— ¿Quién lo pregunta?
— Me llamo Yagami, por favor, déjeme hablar con ella.
Y
sin decir nada más, se coló dentro por un hueco que había dejado Sora
al abrir la puerta. Yagami comenzó a mirar a su alrededor, hasta entrar
en el cuarto de Yuki.
— ¡Eh! ¡Espera! Ella no está aquí —dijo el muchacho siguiéndola.
— Aquí duerme ella, es más que evidente —dijo la chica—. Su móvil —dijo viéndolo en la mesita de noche, y comenzó a registrarlo.
— ¡Eh! —gritó el muchacho arrebatándole el móvil y cogiéndola de la muñeca—. ¿Qué estas haciendo?
— ¡Por favor! ¡Sólo trato de protegerla!
— ¿Protegerla?
— Corre un grave peligro. ¡Dile que ni se le ocurra hablar con Hayate-kun! ¡Va a hacerle daño!
—
¿Quién es ese tal Hayate? —preguntó el muchacho perdiendo los nervios
de tal forma que no se dio cuenta de que le estaba apretando la muñeca
demasiado.
— No puedo responderte. Y suéltame, me haces daño.
— Soy su hermano —mintió pensando que así se lo contaría—. ¿Y no puedes decírmelo?
— Tú no eres su hermano —afirmó ella—. El único hermano que tiene es Akira-chan.
«¿Yuki-chan tiene un hermano? ¿No era una hermana?» pensó él.
— ¡Suéltame! —le ordenó Yagami.
El chico le soltó la muñeca.
— Ahora márchate y no vuelvas.
Yagami salió corriendo hacia la puerta.
—
No puedes impedir que vuelva. Haré lo que sea por hablar con ella. No
me estoy jugando el pescuezo para nada —y tras eso cerró la puerta tras
ella.
Sora sacó su móvil. Después de lo que le había dicho Yagami estaba asustado por Yuki.
Rei
estaba en la fiesta de su compañera, que era empresaria y lo había
llevado como su pareja tras reencontrarse con él días anteriores. Estaba
aburrido, y apenas podía oír nada con el ruido. Sin embargo, sintió su
móvil vibrar en su bolsillo. Lo sacó y descolgó.
— ¿Qué pasa, Sora-kun?
— ¿Está Yuki-chan contigo?
— No...
— ¡Aún no ha llegado! ¡Estoy preocupado!
— Un momento, ¿no está allí?
— ¿¡Si lo estuviera crees que te habría llamado!? ¡Además se ha dejado el móvil aquí!
Rei se quedó paralizado. «No puede ser» pensó.
— ¡Voy a buscarla, te cuelgo, Sora-kun!
Sora también colgó su teléfono y se puso su chaqueta y los zapatos, saliendo por la puerta.
— ¡Mierda!
Rei
corría de un lado a otro, buscándola por todas partes. Por cada calle,
cada rincón... preguntando por ella a todo aquel con el que se topaba
pero nadie la había visto. Se sentía tenso y desesperado por
encontrarla.
Sora lo llamó.
— ¿La has encontrado?
— No...
— ¡Mierda!
Rei se quedó pensativo un momento.
— Espera, Sora-kun. Creo que sé dónde puede estar.
Había
un lugar en el que no habían mirado y en el que era muy posible que
estuviera. ¡Qué estúpido por su parte no haber pensado antes en ello!
Rei
colgó el teléfono y se dirigió a su apartamento. Nada más llegar, abrió
la puerta y caminó hacia el dormitorio. Sonrió y volvió a llamar al
muchacho.
— Está aquí, en mi casa. No se había movido de aquí. Está completamente dormida.
— Me alegro... Oye, Rei-san, quiero que...
Rei escuchó con atención el resto de las palabras de Sora, seguido de una expresión de sorpresa.
— ¿Estás seguro de eso?
— Sí. Lo estoy.
— ¿Pero no la amas?
— La amo muchísimo. Por favor, haz lo que te he pedido.
— Está bien...
Sora dejó el teléfono y comenzó a llorar.
Rei
se acercó a ella, que se había quedado dormida en el tatami, abrazada a
su almohada. El hombre la observó de cerca y la movió, llamándola para
despertarla. Ella, con ojos aún somnolientos, se giró hacia él y lo miró
a los ojos.
— ¿Rei-san?
— Boba, me tenías preocupado. No te fuiste de aquí y Sora-kun se asustó pensando que te había ocurrido algo.
— Lo siento...
Rei la besó, pero ella intentó separarse.
— Espera, Rei-san. No quiero esto. Acabas de llegar de una cita... ¡Ah! —se levantó de golpe—. ¿Cómo te fue, por cierto?
— La dejé plantada.
— ¿Por qué hiciste eso?
— ¿Acaso eso importa?
Él volvió a intentar besarla, pero ella se giró.
— Sí que importa —respondió ella.
El hombre la abrazó.
— Tú me importas más que ella.
Ella
lo miró a los ojos. Por la mirada triste de Rei y su voz, pudo ver que
era cierto. Estaba siendo sincero. Pero temía que estuviera mintiendo y
ella no pudiera verlo. El hombre se inclinó hacia delante, pegando sus
labios a su oreja y susurrando dulcemente:
— ¿Quieres saber mi respuesta a tu declaración?
Ella asintió, nerviosa.
—
Cuando te conocí me cautivaste por completo. Jamás pensé que alguien
doce años menor que yo, con ese aspecto de niña que tú tienes podría
llegar a hacer que mi corazón saltase. Cada vez me cuesta más y más
controlarme contigo, y antes que hacer algo que te disguste, prefiero
tratar de olvidar lo que siento.
El corazón de Yuki latía muy fuerte y estaba completamente roja. ¿De verdad eso estaba sucediendo?
—
No quiero que me tomes por un depravado. ¿Qué clase de hombre se
enamora de alguien doce años menor que él? Yo... —dijo estrechándola más
fuerte en sus brazos— nunca jugaría contigo. Ni contigo ni con nadie.
No como hicieron conmigo en más de una ocasión. Yo estoy enamorado de
ti.
Hubo un
silencio después de eso y el único sonido que se escuchaba era el de la
respiración de ambos y los latidos de sus corazones.
— Bueno, ¿qué piensas de eso? —dijo Rei, sonrojado.
Ella estaba completamente ruborizada y muda.
— Voy a tomar un vaso de agua —fue lo único que dijo.
Cuando se levantó y se dirigía a la cocina, Rei la abrazó desde atrás.
— ¿Puedo besarte? —preguntó.
Ella
se sonrojó aun más y, volviéndole delicadamente el rostro e
inclinándose hacia delante, Rei la besó repetidamente, esta vez
correspondido por ella. No tardaron en fallarle las piernas a Yuki, y
ambos se sentaron en el suelo mientras se besaban.
La abrazó por la cintura y le besó el hombro.
—
Sé que aún no me amas. Pero no me importa —dijo—. Porque sé que te
gusto. Aunque a decir verdad, me asusta que llegues a amarme, porque tú y
yo no deberíamos tener esta relación.
Ella
no dijo nada de nuevo, y fue besada otra vez repetidamente por él. Al
final, Rei terminó por quitarse la corbata y empezó a quitarse la camisa
(cosa que a Yuki hizo ruborizar otra vez).
— Últimamente llevas el cuello descubierto con estas sudaderas... Deberías saber lo que sucede cuando te lo descubres.
Él
estaba completamente fuera de sí y le besó el cuello. Le levantó la
sudadera, dejando su vientre a la vista, el cual besó. Pero no se detuvo
ahí. Metió las manos debajo de la sudadera llegando a tocarle el pecho.
Eso fue lo que hizo a Yuki reaccionar.
— ¡Espera! —dijo sonrojada alejándose.
— Lo siento. Me he sobrepasado, ¿no?
Ella desvió la mirada y el hombre sonrió, abrazándola.
— No te preocupes. No hay nada de malo en que no quieras que te toquen. No lo haré más a no ser que tú quieras, ¿está bien?
Ella asintió y lo besó una vez más.
Sora se despertó de nuevo en la noche. Se levantó y se asomó al cuarto de Yuki.
— Aún no ha vuelto... —se dijo.
Sonrió
tristemente, y para su pesar, de sus ojos comenzaron a emanar lágrimas.
Había dejado ir a la única chica que había amado y además no parecía
que fuera a volver.
~Fin del capítulo 12~
Spoiler del capítulo 13: Sora va a probar la cerveza que le ha regalado Rei, lo que lo dejará completamente borracho y hará que haga ciertas confesiones.
Luna: Bueno, este capítulo ha sido larguísimo (risas), pero ha sido muy divertido de escribir. A decir verdad, estoy muy satisfecha con el resultado, y creo que sin duda es uno de los mejores capítulos de la historia. Espero que os haya gustado.
Waaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!! Que buen capitulo!!!!!! Me encanto...incluso me dio hasta tristeza la situacion de Sora kun
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