28 nov 2013

~SMILE: Yuki-chan's Life~ Capítulo 9 (Ver. 1)

Bueno, aquí el noveno capítulo. Espero que os guste. Veréis un poco sobre el senpai de Yuki y sobre todo de los sentimientos de Sora. He intentado hacer una escena cómica con Rei (lo dicho, he intentado), pero no creo haberlo conseguido. En cualquier caso, espero que lo disfrutéis. Lo he escrito teniendo fiebre, así que seguramente haya varios fallos. En ese caso, perdonadme. En fin os dejo ya el capítulo.




~Capítulo 9: Reencuentro~

Yuki, Sora, y Daisuke se encontraban sentados en una cafetería. Daisuke comía felizmente un helado de café, al igual que la muchacha. Sora por su parte, no había tocado su helado de menta y se estaba derritiendo. Tenía los ojos puestos en el muchacho que estaba sentado frente a él y que parecía no gustarle demasiado. En realidad, era un sentimiento mutuo, ni Daisuke ni Sora parecían agradarse el uno al otro al otro. Daisuke de vez en cuando echaba una mirada de reojo a Sora y parecía disfrutar de tener a Yuki sentada a su lado.
— Bueno, senpai —dijo ella tomándose su helado—, ¿qué estás haciendo por aquí? Tu facultad está en el lado opuesto y tampoco vives por aquí.
Daisuke se giró hacia ella.
— Voy a una convención de arte. Van a exponer cuadros, esculturas y otras cosas más.
La chica abrió muchos los ojos y se levantó de golpe.
— ¡Y no me has avisado!
— Si quieres vamos juntos ahora mismo —respondió él.
Ella negó con la cabeza y volvió a sentarse. Sora apoyó su cabeza en una mano y apartó la vista de aquellos dos. Ella había presentado a Daisuke como su primer amor y a él como un conocido, un amigo de un amigo. Eso le molestaba. «Al menos quiero que me considere un amigo» pensó. Según había contado Yuki, Daisuke tenía un año más que ella y fue su senpai durante la Primaria, la Secundaria y el Bachillerato desde que ella llegó de Okinawa hasta que él fue a estudiar Literatura. Por lo visto era poeta y ya le había dedicado varios poemas a Yuki a la que solía llamar «Neko-chan» y eso era lo que más le molestaba al chico, pues aunque a él le recordase a un gato, a él no se le ocurriría llamarla nunca así, a pesar de que ella parecía acostumbrada y conforme. Se sentía apartado, él no tenía nada que ver con aquello.
Se preguntaba qué podía ser lo que le gustó a Yuki de él. Físicamente no se diferenciaban demasiado. Daisuke era un par de centímetros más bajo que él, pero tenían la misma constitución y ambos tenían el cabello negro. Sin embargo, el color de piel de Sora era más blanco (tanto como el de ella), sus ojos más claros y su cabello más corto. Por otro lado, la forma de vestir de Daisuke era mucho más formal; Sora llevaba ropa bastante desarreglada y de color negro. «¿Me vería mejor con camisa y vaqueros?» pensó. Sin embargo, tuvo que borrar esa imagen de su cabeza. No se veía a sí mismo vistiendo de esa forma a no ser que toda la ropa (camisa y vaqueros) fuera negra.
Observó cómo aquellos dos seguían charlando sin tener en cuenta que él también estaba allí. Pudo escuchar reír a Yuki. Una risa que añoraba desde hacía tiempo. Parecía feliz con Daisuke y él también se reía. Bromeaban y él le enseñaba más poemas y algún que otro relato. Parecían buenos amigos.
El muchacho estaba pensando seriamente en irse cuando Daisuke se levantó diciendo que tenía que marcharse ya, que llegaba tarde. Yuki se despidió de él y él le besó la frente. Sora estaba un poco molesto y procuraba no mirarlos.
Después de irse Daisuke, se fueron ellos dos, y siguieron paseando un largo rato mientras él no hablaba ni dejaba que ella volviera aún a su casa. La chica no comprendía qué le pasaba por la cabeza al muchacho, pero por alguna razón, su expresión usual de un chico sonriente se había transformado en un semblante triste. Ella frunció el ceño y le tiró de las mejillas.
— ¿Qué te pasa? —preguntó.
Él se frotó las mejillas doloridas y suspiró, volviendo a sonreír. Sin embargo, era una sonrisa falsa. Yuki pudo notarlo.
— ¿Qué te ocurre? —volvió a preguntar con los brazos cruzados.
— Ese chico, Sato-san —dijo él volviendo la cara—. ¿Cómo es de especial para ti?
Ella se sorprendió al principio y luego frunció el ceño.
— ¿Eso es lo que te pasa?
El muchacho asintió. Ella suspiró.
— Bueno, ahora es sólo un amigo. Uno de los que me quedan, pero fue una persona muy especial en el pasado.
Ella comenzó a caminar mientras él la seguía detrás.
— Era muy amable conmigo. Hubo chicos que me gustaron antes que él, sin embargo de él fue del primero y del único que me enamoré —continuó—. Se lo hice saber casi enseguida. Por San Valentín le entregué un chocolate junto con mi declaración. Él aceptó el chocolate, pero nunca me dejó claro qué sentía por mí —dijo apenada—. Me rechazó innumerables veces aun cuando yo no le decía mis sentimientos, pero otras muchas veces coqueteaba conmigo o me decía que le gustaba. Me cansé de la situación y al final logré borrar esos sentimientos.
Sora apartó la mirada. Él, que estaba enamorado de ella, no podía comprender cómo Daisuke pudo hacerle eso. De repente ella se giró hacia él.
— Es culpa mía por ser la clase de chica que se enamora de sus amigos —dijo. Parecía habérsele saltado las lágrimas—. Supongo que sigo buscando un chico que me cuide tanto como ese antiguo vecino.
Sora de repente se sorprendió y se acercó a ella, algo nervioso.
— ¿Qué vecino?
Ella se sorprendió también ante la pregunta, y se giró siguiendo hacia delante sin responder. Él notaba como si el corazón se le fuera a salir del pecho y sin hacer más preguntas siguió a la chica. De repente se detuvo y se agachó frente a un gato.
— ¿Qué haces? —preguntó ella.
— Mira este gato.
— ¿Qué le pasa?
— ¿No le ves nada raro?
— No...
— ¿De verdad?
— ¿Que está gordo?
— Sí, ¿alguna vez has visto un gato más gordo que éste?
La joven lo miró entre un poco enfadada y extrañada.
— Eres muy raro, Kobayashi-san —respondió ella—. Llamarte la atención un gato porque está gordo...
Él le sonrió, y esta vez no era una sonrisa falsa. Se enderezó y poniéndose frente a ella, sonriendo aún, preguntó:
— ¿Vendrías al cine conmigo algún día? Como amigos, por supuesto.
Ella estaba sorprendida y poco sonrojada, y se limitó a darle la espalda y a continuar hacia delante. El joven rió un poco y siguió acompañándola hasta su casa. Se despidieron con la mano y observó cómo ella entraba en el interior. Estaba colorado y sonreía tontamente. Se tocó los labios, recordando el fugaz beso que se habían dado accidentalmente horas antes. Estaba feliz, pero recordó que tenía novia, y eso hizo que su mirada se tornase triste. «A ella le gusta Rei-san» se dijo a sí mismo.

Rei cenaba ramen a la vez que no paraba de arrepentirse de lo que había hecho la noche anterior. «Tanto autocontrol para nada» se decía «Soy de lo peor... un pedófilo, un asaltacunas... Rei Himura, que le llevas doce años, y ella es aún una niña». No se daba cuenta aún de que Yuki ya tenía dieciocho años y que por mucho aspecto de niña que tuviera ella, no cometía ningún delito al hacer esa clase de cosas con ella. Incluso podía acostarse con ella, pero se había metido en la cabeza que era una niña para poder controlarse y no hacer nada indebido a sus ojos, como salir con ella. De repente alguien llamó a la puerta. El hombre la abrió y una figura lúgubre vestida de negro apareció. El hombre de treinta cerró la puerta, asustado al principio, pero justo después la volvió a abrir al darse cuenta de que era su amigo.
— Sora-kun, ¿y ese aspecto?
El chico entró en el apartamento despacio. Su forma de actuar asustaba un poco a Rei, puesto que casi parecía un zombie. El muchacho se sentó en el tatami, frente a la mesa, y acto seguido hundió la cabeza en ella mientras la golpeaba.
— ¡He besado a Yuki-chan!
Rei se sorprendió, y temiendo meter la pata y ocultando su risa ante tal reacción de su amigo por un beso de la chica de la que está enamorado dijo:
— Genial. ¿A que besa bien?
— ¡No lo sé! —gritó—. ¡Apenas tuve tiempo de disfrutarlo! ¡Tuve que separarme rápido antes de que de que me pegase! ¡Además fue accidental!
Rei estaba conteniéndose la risa con mucho esfuerzo.
— Pero... —dijo—. ¿Cómo que accidental?
— Le iba a besar la mejilla, pero se giró y...
Ya no pudo retenerse más y comenzó a reír a carcajadas. Sora lo fulminó con la mirada y dijo:
— No te rías que sé lo que le hiciste ayer. Pedófilo.
Rei dejó de reírse, y queriendo suavizar la cosa, respondió:
— Soy un hombre adulto, tengo que satisfacer mi corazón y mi cuerpo.
El chico lo fulminó con la mirada y comenzaron a discutir de forma divertida la situación tan extraña en la que se encontraban.

Ami se despertó a la mañana siguiente. Miró su móvil, y suspiró. «Yuki-chan, ¿cuándo me dejarás volver a verte?» pensó. De repente sonó su móvil. Era un mensaje de Tanaka. Tragó saliva y tras leer el mensaje lanzó el móvil contra la pared y se volvió enterrando la cara en la almohada, llorando.
— Déjame un poco de libertad... dejadme volver a verla... Déjame verte, Yuki-chan —se dijo a sí misma en voz alta.


~Fin del capítulo 9~


Spoiler del capítulo 10: Yuki se mete en problemas con los amigos que la traicionaron justo antes de su graduación. Buscará a Rei, quien la ayudará a calmarse.



Luna: Este capítulo lo he subido antes de lo que esperaba,y quizá no es lo que esperabais, pero espero que os haya gustado. En fin comentarios, votad en las encuestas y marcad "Me gusta" o "No me gusta".

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