8 jul 2015

~SMILE: Yuki-chan's Life~ Capítulo 33 (Ver. 1)

Disculpadme, por favor, por la tardanza. Ya en entradas anteriores expliqué algunas de las razones por las que no he estado publicando, así que perdonadme, de verdad.
Ahora tengo que añadir, además, que se me perdió gran parte de lo que tenía escrito de este capítulo, así que hay partes que han sido escritas de nuevo. Perdonadme por eso. Eso también me ha retrasado mucho en su publicación.
En cualquier caso, aquí lo tenéis.

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~Capítulo 33: Sonríe para mí~

Yuki miraba directamente al muchacho sin comprender qué ocurría, con los ojos abiertos de par en par. La mirada de él era dura, y con los párpados ligeramente cerrados, haciendo una mueca de tristeza.
— ¿Kobayashi-san?
Sora entonces se dejó caer hacia delante, abrazándola contra él mientras apoyaba su cabeza junto a la de ella.
— ¿Te importa si me quedo así un poco? —preguntó el joven.
— ¿Eh?
— Abrázame, por favor.
La chica vaciló un poco, pero acabó por rodearlo con sus brazos.
— Estamos llenando la cama de Rei-san de arena —dijo ella.
— No importa.
— ¡¿Cómo que no importa?! —exclamó.
— ¿Tú crees... —interrumpió él— que soy una mala persona?
La pregunta pilló de sopetón a la muchacha.
— ¿Tú?
— Responde, por favor.
Ella sonrió, y abrazándolo fuertemente dijo:
— Pienso que eres una persona maravillosa. Soy incapaz de imaginarte haciendo algo malo. Así que... —Lo hizo separarse de ella un momento y le colocó las manos sobre las mejillas— sonríe, por favor. Tú no eres así. ¿Dónde está el Sora sonriente que conozco?
El chico se ruborizó un poco.
— Has dicho "Sora" —susurró.
— ¿Um? —ella no se dio cuenta al principio, pero en el momento en que se percató de que lo había llamado por su primer nombre, sus mejillas se pusieron coloradas—. ¡Olvídalo!
— ¿Cómo quieres que lo olvide? ¡Acabas de llamarme "Sora"!
— N-n-n-n... ¡No es cierto! ¡Olvídalo! ¡De hecho, olvida que te llamas así!
La vergüenza la invadía por completo. La voz le temblaba y su cara, completamente roja, casi parecía estar echando humo. Sora trató de reprimirse, pero no pudo y las carcajadas salieron de su boca como nunca antes lo habían hecho. Se dobló y se dejó caer sobre el colchón mientras se apretaba el estómago con ambas manos y se le saltaban las lágrimas de la risa. Sus mejillas estaban casi tan sonrojadas como las de Yuki, pero no se sabía si era de vergüenza o del ataque de risa. Y aun cuando ella lo empujó tirándolo de la cama, él se seguía riendo.
— ¡Para ya! ¡No te rías de mí! —exclamó ella molesta.
Él se levantó del suelo apoyándose en la cama a duras penas.
— Está bien, está bien. Es sólo que nunca pensé que pudieras ser tan jodidamente adorable.
— ¡¿De qué estás hablando?! —La vergüenza la seguía invadiendo y no podía evitar ponerse a la defensiva—. Me voy, ahí te quedas.
Sora terminó de levantarse y se subió a la cama tan veloz como un rayo, rodeando a Yuki con ambos brazos.
— Ah, no. Tú no te vas a ningún lado —dijo él, divertido.
— ¿Qué? —El chico le plantó un beso en la frente—. ¡Suéltame, pervertido!
Pero el muchacho no la soltó sino que empezó a reír a carcajadas de nuevo. Una risa que a Yuki le pareció tan, pero tan hermosa. Es cierto. La voz de Sora era así. Una voz suave, ni demasiado aguda ni demasiado grave. Una voz juvenil, pero no adolescente. Una voz agradable al oído.
El solo hecho de que Yuki pronunciara su nombre de manera tan cercana, tan familiar, había borrado todo rastro de preocupaciones. Y por primera vez, pensó que era amado. Amado por Yuki. ¿Acaso eso era posible? Eso era lo que quería pensar. Ni Rei, ni Daisuke iban a impedir que pensara eso en ese momento.
Yuki no pudo evitar sonrojarse de nuevo, y zafándose de él, sin poder ser honesta con sus sentimientos en ese momento, controlada por la vergüenza, dijo:
— Suéltame ya. Hace calor.
Estaba sentada en el borde de la cama, dándole la espalda a Sora, por lo que él no podía ver el intenso rojo de sus mejillas, pero sí lo coloradas que estaban sus orejas tapadas torpemente con su cabello mal peinado. Él sonrió de nuevo, y decidido a molestarla un poco más, colocó una mano sobre su hombro, y se inclinó sobre su oído.
— Está bien, Yuki —susurró.
Había pronunciado su nombre sin honorífico a posta, y no fue mayor su sorpresa que ver a la joven toda sonrojada salir disparada hacia la puerta instantáneamente en un tiempo récord. Ella se tapaba la cara con ambas manos y por el rubor que cubría todo su rostro y sus orejas, parecía que iba a desmayarse de un momento a otro. De hecho, casi estaba estaba echando humo del calor que desprendía su piel.
— No me llames por mi nombre —murmuró de manera ahogada y con tartamudeos.
El joven también se sonrojó al verla en tal estado. Ella de verdad se sentía avergonzada de la situación. De la situación que había provocado él...
— Lo siento... —respondió.
No podía negarlo. Era imposible que fuera más feliz en ese momento. A no ser que ella le dijera que lo amaba, claro.
Se levantó de la cama y caminó despacio hacia ella.
— Honey-chan —dijo.
La joven elevó la mirada y el le tomó la barbilla y la besó con suavidad.
— Declárame tu amor pronto, ¿de acuerdo? —susurró él.
Ella, aun más nerviosa que antes, abrió la puerta y salió de la habitación, mientras que él, tras cerrarse la puerta, se llevó una mano al pecho. Podía sentir en cada parte de su cuerpo los fuertes latidos de su corazón y entonces fue consciente del calor que sentía. Comenzó a reír nervioso, avergonzado, llevándose la mano a la nuca, echándose el flequillo hacia detrás justo después y retrocediendo hasta dejarse caer sobre la cama de Rei-san.
¿Qué acababa de pasar? Todo mal se había esfumado. ¿No se sentía la peor bestia que hubiera existido hace tan sólo unos minutos? ¿Cómo era posible que se sintiera tan feliz? La sensación y el pensamiento de que Yuki lo amara se sentía tan bien... Era tan placentero... Casi le cortaba la respiración.
Sonrió una vez más mientras miraba el techo.

— Bueno, pues ahora vuelvo, Jiro —dijo Rei colgándose una bolsa al hombro.
— No tardes, ¿eh?
— Tardaré lo que tenga que tardar —respondió molesto—. Y si no, no quieras que te ayude con la barra.
Jiro dio un largo suspiro apoyándose con ambos brazos en el mostrador. Su hermano se giró inmediatamente hacia la puerta cuando aparecieron delante de él Yuki y Aiko.
— ¿Vas al pueblo? —preguntó Yuki.
— Sí, ¿queréis venir conmigo? Podríais comprarme la revista en la librería mientras yo termino lo que tengo que hacer.
Se montaron en el coche y avanzaron hasta llegar a la librería del pueblo, donde Rei detuvo el coche y apagó el motor. Se giró hacia las chicas y les dio el dinero de la revista.
— La revista se llama Flower's Light, no os equivoquéis.
Acto seguido, los tres se bajaron del coche y el hombre se separó de las chicas. Ellas entraron como si nada y estuvieron ojeando hasta dar con la revista. Aunque ya lo habían deducido por el nombre, no habían podido evitar sentirse sorprendidas al ver que se trataba de una revista de manga shoujo. Decidieron entonces ojear un poco el contenido, y así intentar adivinar cuál de los mangas que se publicaban en la revista, leía Rei. Inconscientemente, las dos pensaron en el mismo: el manga del profesor que se había enamorado de su alumna. Quizá estaban equivocadas, pero dado a que ambas sabían de sus sentimientos por Yuki, no pudieron evitar pensar que quizá se sentía identificado con el protagonista masculino.
Había otros tipos de historias. En una de ellas, una chica, adolescente, se veía obligada a trabajar para cuidar de sus hermanos. En otra un chico y una chica, universitarios, se veían obligados a vivir juntos por una serie de circunstancias. Y las demás parecían ser la típica historia de romance escolar entre el popular de la clase y una chica cualquiera. Pero ninguna de esas parecía ser el tipo de manga que leería Rei. Solamente el del profesor y la alumna.
Aiko entonces levantó la mirada y tocó el hombro de su amiga.
— Mira —susurró.
Yuki también levantó los ojos de la revista y dirigió su mirada a donde apuntaba Aiko. Ambas se sonrieron cómplices.
— ¿No tienes curiosidad? —preguntó Aiko.
Yuki asintió a punto de soltar una carcajada.

Al regresar, Rei había cambiado su aspecto. Se había cortado el pelo en una peluquería masculina y además lo habían afeitado. Eso impactó a Yuki y a Aiko, quienes se quedaron boquiabiertas al verlo aparecer.
— ¿Tan mal estoy? —preguntó él, un poco molesto—. Ya sé que estoy ridículo, pero tampoco hace falta exagerar.
— ¡No estás ridículo! —exclamó Aiko.
— ¡En absoluto! —recalcó la otra.
— Ya bueno, pues si me miráis así me hacéis pensar lo contrario.
Se montó en el coche y sujetó el volante con ambas manos y agachó la cabeza quedándose inmóvil durante unos segundos.
— ¡No me miréis así! —exclamó muerto de vergüenza.
Las chicas se sorprendieron ante tal reacción.
— ¿Mirarte cómo?
— Ya sé que es un aspecto muy juvenil para un viejo como yo, pero no hace falta que me miréis así.
Ambas se miraron mutuamente y se encogieron de hombros.
Al llegar al hostal, la cosa no mejoró... Nada más entrar por la puerta, Jiro suspiró y exclamó:
— ¡Perfecto! ¡Ahora tendré a un montón de adolescentes pidiendo alojamiento y tu número de teléfono! Te dije que te cortaras el pelo, no que fueras a quitarte diez años.
— Oye, no tengo culpa de tener cara de bebé, ¿de acuerdo? —respondió Rei molesto—. Por cosas como estas odio arreglarme. Me siento ridículo.
— ¿Qué dices? ¡Estás muy guapo! —dijo Yuki.
— Estoy ridículo —aseveró él.
— ¡Que no!
Rei se llevó una mano al rostro y se marchó murmurando cosas entre dientes. Jiro se inclinó hacia las chicas.
— ¿Sabéis? —susurró—. El siempre ha sido de los que le dan mucha importancia a su apariencia. De hecho, lo extraño es que ahora se deje crecer el pelo de esa forma y la barba esa pobre que tiene.
— ¡Te estoy oyendo! —gritó Rei.
— Vaya, menudo oído —dijo el hermano menor en voz baja.

— Ya te he dicho que no, Makoto —dijo Sora, ya cansado.
Si hacía unas horas se sentía en una nube, ahora todo ese sentimiento había desaparecido desde el momento en que su primo había empezado a acosarlo de nuevo para que volviera a casa.
— Pero es que la tía quiere verte.
— Pero es que yo no quiera verla —respondía siempre.
— Hagamos otra comp...
— No —respondió tajante el chico.
— ¿Y por qué no?
— Porque has estado entrenándote. Ya me costaba ganarte cuando entrenábamos los dos. Ahora que yo estoy desentrenado y tú no, no hay manera de que te gane ya lo viste.
— ¿Aún me guardas rencor por eso?
— ¡¿Quién te guarda rencor?!
— Tú.
— ¡Arg! ¡Cállate!
Ambos chicos se detuvieron al ver a Aiko y a Yuki llorar de risa ante lo que parecía una revista de manga.
— ¿De qué os reís? —preguntó Sora acercándose hacia ellas.
El chico lamentaría haber preguntado.
Las dos muchachas se miraron cómplices y le mostraron el contenido al chico. Se trataba de una revista de manga BL, y justo la tenían abierta por una escena de sexo, donde no había detalle que escapase de los primeros planos.
Por algún motivo, esto hacía reír a las chicas, mientras que Sora se puso pálido y apartó rápidamente la mirada tapándose la cara con la mano para evitar seguir viendo.
— No sabía que teníais esos gustos —dijo él.
— Vaya jugador de eroge —rió Yuki—. Anda, mira.
Y para qué se apartaría la mano de los ojos... La página había cambiado a una peor. El chico salió corriendo junto a su primo, quien también había visto la revista, chocándose a continuación con Daisuke, quien entraba en la estancia, y quien también empezó a huir al ver a ambas jóvenes acercarse con la revista de manga BL.
Aiko y Yuki se partían de la risa al ver a los tres chicos huir de esa manera.
— ¿Qué les pasa a esos tres? —preguntó Rei, que se acercaba sin comprender—. ¿Qué es tan divertido?
— Esto —dijo Yuki mostrándole la revista.
Él tomó la revista en sus manos y acto seguido dijo:
— Han dibujado músculos que ni existen.
— ¿Verdad? —respondieron ellas riendo.
— ¿De esto huíais? —preguntó Rei a los muchachos, que se asomaban desde el umbral de la puerta, dispuestos a salir corriendo en cualquier momento.
— ¡¿Cómo puedes mirarlo tan tranquilo?! —reprochó Makoto.
— ¿Eh? ¿Y qué tiene? ¿Veis porno y os escandaliza esto? No os entiendo.
— ¡Me vas a decir entonces que es lo mismo con un hombre que con una mujer!
— Por supuesto que no —dijo Rei—. Yo soy heterosexual, y dudo que me vaya a acostar algún día con otro hombre. Pero hablamos de dibujos. Y además están mal dibujados.
— ¡Eso no quita que sea como ver porno gay! —exclamó Daisuke.
— ¿Porno gay? ¿Alguna vez habéis tratado de leer uno de estos? Es como leer un manga shoujo. La única diferencia es que son dos hombres, por el resto es todo igual.
— Rei-san, ¿ya habías leído yaoi antes? —preguntó Yuki sorprendida.
— Algunos sí, he leído, aunque no es que pueda decir que me guste. A mi edad he leído todo tipo de géneros —dijo asintiendo con la cabeza.
— ¿Cómo eres capaz de admitirlo así sin más? —preguntó Sora, incrédulo.
— ¿Um? ¿Y por qué no? Yo no dudo de mi sexualidad, ¿y vosotros?
— ¡Por supuesto que no! —exclamó Sora.
— Pues me alegro de que no dudes, Sora, porque apuesto que aquí alguien se entristecería si lo supiera.
Todas las cabezas se giraron hacia Yuki, quien al darse cuenta, se sonrojó y empezó a negar como una loca.
— ¡N-n-n-no es cierto! —exclamó.
— Nadie te había nombrado, Yuki-chan —dijo su amiga sonriendo haciéndose la inocente.
— ¡Pero todos me habíais mirado! —exclamó la joven para defenderse.
— Os dejamos solos, aquí hay mucho de qué hablar —dijo Rei llevándose a Daisuke y a Makoto de la habitación mientras estos protestaban—. Vamos, Mogami-san.
— Sí —respondió la chica sonriendo y lanzándole un guiño a su amiga.
Yuki, avergonzada y con ganas de matar a sus amigos, empezó a sentirse tan nerviosa como esa mañana cuando estaba a solas con Sora en el dormitorio. Y ahora, de nuevo estaba sola con Sora en una sala.
— ¿Por qué dicen que te entristecerías si dudara de mi sexualidad? —preguntó él con el ceño fruncido.
Y casi sin darse cuenta, los labios de Yuki se movieron solos y gritó:
— ¡Pues porque estoy enamorada de ti! Imbécil...
Sora tardó un poco en reaccionar, al igual que ella, que se sorprendió de sus propias palabras. Pero la reacción de Sora fue muy diferente a la que ella hubiera imaginado, pues el muchacho se puso rojo y tenso.
— ¿Eh? ¿Qué has dicho? ¿Es en serio? —preguntó.
Yuki no pudo evitar quedarse paralizada. Levantó la mirada con miedo. ¿Cómo podría arreglar lo que había dicho?



~Fin del capítulo 33~

Spoiler del capítulo 34: No hay spoilers.

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