28 oct 2014

~SMILE: Yuki-chan's Life~ Buenos días, Ami-chan

¡De verdad que lo siento!
Me ha costado mucho escribir este capítulo, y no he podido terminarlo antes. Se sitúa en el capítulo 10, cuando Yuki-chan terminó de contarle la historia a Rei-san.

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Yuki se sentó en el tatami, temblorosa y respirando lentamente mientras que Rei le ofrecía un vaso de agua para tratar de tranquilizarla. Bebió despacio, se separó el vaso de la boca y entonces dijo:
— Después de lo de la puerta del instituto, tuve otro encontronazo con él. Mi vida comenzó a terminarse en ese momento. —No pudo evitar soltar un sollozo repentino.

[Buenos días, Ami-chan]

El olor de los cerezos inundaba el aire. Yuki Asakura, de quince años de edad, estaba pensativa mirando por la ventana abierta. El invierno estaba por terminar, así como su época en la Secundaria. Apoyada aún en el palo de la escoba, pensaba, preocupada, en su amiga Ami.
— Asakura-san, date prisa y no te quedes embobada —le regañó una de sus compañeras.
Suspiró y empezó a barrer de nuevo. A pesar de estar poniendo atención en su tarea no podía evitar oír también los cuchicheos de las chicas, pero trató de ignorarlos. No sería la primera vez que hablaban de ella a sus espaldas, y trataba de mantener la compostura. Lo que no lograba entender era qué tenía ella en comparación con otras chicas para que la tuviesen todo el día en la boca, pero era cierto que todo había pasado desde que Reiji-kun gritó por toda la escuela que había perdido la virginidad. Como ella había sido su novia anteriormente, todo el mundo pensaba que había sido con ella, cuando eso no era así. De la noche a la mañana se había ganado una mala reputación muy falsa. Mientras que no pasaba nada porque un chico perdiera la virginidad a los trece, que una chica la perdiera a los catorce era motivo de risa y de cuchicheos. A Yuki le daba igual lo que dijeran mientras que no le afectara directamente. No sufría nada más que de habladurías. No se sentía en absoluto acosada.
— ¡Yuki-chan! —llamó Kaori desde la puerta—. ¿Aún no terminas?
— Aún no, espera un momento. —Miró hacia el chico que estaba asomado tímidamente junto a su amiga—. Eh, Riku-kun, ¿no te tocaba a ti también limpiar la clase?
— No me llames «Riku-kun» — gruñó.
— Ah, ya. «Riku-chan» entonces — rió.
El chico volvió la cara y volvió al pasillo. La chica corrió con disimulo a la puerta y le golpeó con las yemas de los dedos en la zona trasera de la cabeza y luego volvió al interior de la clase.
— ¡Asakura-san! ¡Deja de jugar!
— Síiiii — respondió suspirando de mala gana.
Sintió cómo le lanzaban una bola de papel a la cabeza. Evidentemente, había sido Riku.
Terminó de barrer y luego acompañó a sus amigos hasta la clase de Ami.
— ¡Takemoto-kun! —gritó la chica al verlo y lo abrazó.
— Parad ya con eso, me tenéis acosado, y es desagradable.
— Ah, pero es que tienes una cara tan bonita. Es divertido hacer esto.
— ¿Dónde tiene la cara bonita? Es feo de narices. Tiene los ojos grandes, pero se los tapa con el pelo y además los tiene ahuevados —dijo Yuki.
— ¡Nadie te ha pedido tu opinión! —gritó el chico malhumorado. Se giró, y ya se iba cuando Kaori le puso una zancadilla, haciéndolo caer hacia delante.
— ¡Kaori-chan! —le regañó Yuki. La otra chica simplemente se rió mirando hacia el otro lado. Yuki iba a ayudarlo a levantarse cuando el chico la apartó de mala manera.
— No necesito tu ayuda.
La chica puso los brazos en jarras, mientras él agarraba a Kaori del brazo.
— Vámonos.
Cuando ambos se hubieron ido, Yuki suspiró.
— No entiendo a qué venía eso —soltó ella.
— Bueno, es cierto que lo tenemos acosado.
— Me refería a negar mi ayuda. Luego que necesite ayuda para los exámenes, que me la pide sin remordimientos.
— Él y todos en realidad.
— Sí... —susurró.
Yuki de nuevo se quedó pensativa. No sabía qué era lo que estaba ocurriendo en sus amigos.
— Vamos —dijo Ami sujetando su mano.
La más baja asintió.
Ambas llevaban juntas desde que tenían seis años, y eran vecinas desde entonces. Era por eso que estaba preocupada. Tanaka la había amenazado, y aunque habían pasado tres meses desde entonces y no había ocurrido nada, sabía que tarde o temprano atacaría. Yuki lo sabía: no era una persona de la que te pudieras fiar o que pudiera sentir remordimientos de ningún tipo. Y su amiga podría salir con él. Aún no le había respondido, pero le daba mucho miedo. Sabía que si le decía que sí, más tarde o más temprano acabaría perdiendo a su amiga. Para Yuki, Ami lo era absolutamente todo. La quería, eso era obvio. Era la única persona que jamás la había juzgado por nada del mundo. Pero varios días después...
— ¡Eres una cerrada de mente! —le gritó Ami a Yuki.
— ¿Cerrada de mente por qué?
— ¡¿Acaso dos personas que se aman no pueden tener sexo?!
— ¡Pues claro que sí! ¡Sólo digo que es mejor esperar a cumplir a la mayoría de edad! ¡No creo que cueste tanto!
— ¡Eso lo dices porque no has salido nunca con una persona de la estuvieras enamorada! — le gritó.
Las palabras de Ami apuñalaron a Yuki.
— No, no he salido nunca he salido con Daisuke-senpai. A ti tampoco te han ido bien tus relaciones, ¿verdad?
Ami apartó la cara, malhumorada.
— Vete a tu clase —le dijo.
 La chica llegó a su clase y se sentó en su pupitre echando humo.
— La cabra ya se encabronó~ —dijo uno de sus compañeros al verla.
Ella no dudó un instante y le tiró el estuche a la cabeza.
— Vamos, que era una broma. ¿Qué coño te pasa?
— Nada que os importe —respondió.

Al salir de clase, Yuki vio en la puerta a Ami y a Tanaka hablando. Ella se escondió para que no la viesen.
— Piénsalo bien antes de darme una respuesta —lo escuchó susurrar.
Yuki no pudo evitar enfadarse y cuando Tanaka se hubo ido, salió de su escondite, dejándose ver.
— ¡Yuki-chan! —dijo su amiga al verla—. ¿Ya te has desenfadado?
— No —gruñó avanzando.
— Yasuhiro-kun me ha pedido de nuevo que salga con él —susurró Ami. Parecía contenta.
— ¡No le vayas a decir que sí! —gritó Yuki.
— ¿Y por qué no?
Yuki enrojeció de ira.
— ¡Es una mala persona, Ami! ¡¿No te das cuenta?! ¡Si vas a salir con él, tendré que dejar de hablarte!
La otra se quedó sorprendida.
— ¿Qué derecho tienes de decirme eso? ¿De verdad dejarías de hablar a tu mejor amiga por salir con la persona que le gusta? ¡Te recuerdo que con lo de Reiji-kun no me hiciste ni caso! ¡Y yo no te di a elegir!
— ¡Me equivoqué!
— ¡Pues deja que yo también me equivoque, si es cierto lo que dices!
— ¡Esto es distinto! ¡Apuesto que él te maltratará! ¡Te forzará a hacer cosas que no quieres!
Ami, ofendida, giró la cara y siguió por su camino. La otra chica esperó a que se fuese para salir ella también.

— ¿Qué es esto? —dijo Yuki sacando sus zapatos mojados del casillero.
— Tus zapatos mojados —respondió Riku al verla.
— No, no es eso, es que alguien me ha abierto la taquilla y me los ha mojado.
— ¿No te dejarías un recipiente con agua dentro?
— ¿Para qué iba yo a meter un recipiente con agua en el casillero? Además, ¿ves tú algún recipiente?
— ¿Quieres que llame a un profesor?
— No es necesario, siempre llevo esto por si acaso —dijo enseñando otro par de zapatos que llevaba en su mochila.
— ¿Y eso? ¿Acaso sabías que podía pasarte esto?
— Sólo fui precavida. Tuve un presentimiento.
— Ah, ya, lo de Nakamura-kun. ¿A quién se le ocurre salir con esa cosa?
— ¡Ya! ¡Bueno, dejad de recordármelo constantemente! ¿Vale?
«Todos me dicen eso, sin embargo no he sido la única de la escuela que ha salido con él» pensó ella. «Además hay muchas chicas que cuchichean de mí y quieren salir con él, porque tiene una buena cara y es alto».
— A mí jamás me gustó ese tipo —dijo Riku—. Se ve qué es lo que quiere. Fuiste muy tonta al salir con él.
Cada palabra de la última frase que había pronunciado el chico mientras subían por las escaleras se le clavaron a Yuki como molestas astillas.
— Sí, ya te he dicho que dejes de recordármelo, por favor.
Cuando llegaron a la clase, todos los compañeros de Yuki murmuraban sorprendidos. Por todo su pupitre estaba puesta la palabra «Whore» (puta), de la cual Yuki conocía el significado muy bien. Se quedó muda. Ya sabía quién había sido el que lo había escrito y quien le había mojado los zapatos. Había una persona que usaba esa palabra en ciertos momentos para referirse a alguien. Tanaka. No era algo que ella hubiera visto habitualmente, pero era una palabra que a él le gustaba usar para referirse a las chicas a las que iba a perjudicar de alguna forma. Siempre pronunciaba esa palabra. Lo tenía claro, era una advertencia. Salió corriendo de la clase en busca de una bayeta para limpiar el rotulador, desesperada, y asustada.
Al día siguiente fue peor. Se le presentó el mismo Tanaka en la puerta del instituto.
— Eh, Yuki-chan.
Ella pasó de largo, pero él la agarró de una trenza, haciéndola retroceder de una forma muy brusca.
— ¡Suéltame! —gritó ella.
Tanaka le sacó un rotulador de su bolsillo y empezó a marcarla con él, ella, aunque se resistía, no podía moverse mucho debido a la forma en la que la tenía agarrada del cabello.
— Vamos, déjala —escuchó decir. Se trataba de Nishimoto. Yuki lo conocía bien, pues solía ir con Tanaka a todas partes, y también conocía su habilidad para la informática—. Te ayudaré a limpiar eso, Yuki-chan.
Ella gritó cuando Nishimoto derramó sobre ella la botella de alcohol desinfectante. La cantidad le quemaba la piel y le escocía los ojos. No podía abrirlos. Si lo hacía se quedaría ciega. Comenzó a llorar. Estaba aterrada.
— ¿Tienes frío? ¿Quieres que te calentemos un poco? —preguntó Tanaka.
Aún con los ojos cerrados, pudo escuchar el sonido de un mechero, y sin importarle si al final Tanaka acababa arrancándole la trenza, salió corriendo, dejando su mochila allí, mientras se limpiaba con la parte más baja de su chaqueta los ojos. Metió la cabeza bajo el agua de la fuente y se lavó la cara, deseando poder lavarse bien los ojos. Comenzó a llorar. Su cabeza y su uniforme apestaban a alcohol y estaban llenos de rotulador permanente. No le importaba si Tanaka sólo pretendía asustarla. Lo que había hecho era muy peligroso.
Fue a recoger su mochila (la cual habían mojado y habían escrito «Whore» por todas partes) y no pudo evitarlo, y fue directa a la clase de Ami.
— ¡Mira lo que me ha hecho tu querido amigo! —le dijo al llegar.
Ami se quedó perpleja.
— ¿Y a mí que me cuentas? ¡No es culpa mía!
— ¡¿De verdad vas a salir con él?!
— ¡Aún no lo sé! ¡Además, ¿quién me dice que no has sido tú misma quien se lo ha hecho?! ¡Lo odias a muerte!
La joven no pudo soportar tal acusación, y se marchó a su clase. Cuando llegó a, los compañeros empezaron a reírse. Haciendo caso omiso, se sentó en su pupitre. Riku, quien estaba sentado a su lado, y Kaori, quien estaba sentada delante de ella, la miraron y luego apartaron la mirada sin decir nada.

La cosa fue empeorando. Llegó abril, y en el nuevo instituto de Yuki estaban casi las mismas personas, quienes se divertían cada vez más al ver a la adolescente siendo acosada por aquel chico vestido de negro conforme iban pasando los meses. Kaori y Ami estaban en su misma clase, pero sólo la última le hablaba desde junio.
— No quiero que salgas con él. ¿No has visto lo que me está haciendo? —le dijo Yuki una vez.
— Eso es lo que tú dices. Él dice otra cosa.
— ¿Y tú le crees?
— Tú le odias. Harías cualquier cosa para que no saliera con él.
La chica comenzó a llorar. Estaba cansada de esas acusaciones. Parecía mentira que fueran amigas desde pequeñas. Se sentía tan traicionada...
— A Yasuhiro-kun no le gustan las trenzas, así que voy a dejar de hacérmelas. No te importa, ¿verdad?
Yuki la miró algo sorprendida, pero acabó negando con la cabeza. Las trenzas. El motivo de llevarlas no era más que un símbolo de amistad entre ellas, ya que cuando se conocieron ambas las llevaban. Quizá era infantil, pero nadie se había reído nunca de ello, así que las habían seguido usando. Tanaka lo sabía. Sabía el motivo de las trenzas. Al decirle a Ami que se quitara las trenzas le estaba diciendo indirectamente que rompiera su amistad con ella. De todas formas, nada de lo que Yuki había intentado hacer para abrirle los ojos a Ami había funcionado, y había empezado a salir con Tanaka en la primera semana de abril. Durante el resto del mes tuvieron discusiones, y los compañeros de Yuki la acusaban de dar a su amiga a elegir entre seguir con su novio y hablar con ella, dando eso como motivo para que fuera acosada por él.
Ami la miró.
— Nada va a cambiar. Seguiremos juntas, te lo prometo —dijo.
Yuki asintió, llorosa, derrotada. Sospechando que se avecinaba lo peor de todo.

Yuki y Ami iban de camino a su casa acompañadas de Tanaka. Éstos dos últimos iban hablando entre ellos. Ami se metió primero en su casa, y en cuanto lo hizo, Tanaka le tiró a Yuki una navaja cerrada a la cabeza.
— Un regalo. Será mejor que la utilices pronto, porque en seis meses, ya no verás a Ami-chan — le dijo sonriendo.

[Buenos días, Ami-chan - Fin]

— ¿Y lo consiguió? — preguntó Rei.
Yuki hizo una pausa conteniendo las lágrimas.
— Sí... — respondió en un sollozo.



~Continúa en "Buenas tardes, Ami-chan"~

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